Los videojuegos son mucho más que meras formas de entretenimiento y hay títulos que incluso los ponen en el terreno de las expresiones artísticas más profundas y complejas.

Uno de ellos es el original The Last of Us, lanzado en 2013 y desarrollado por Naughty Dog, un juego que nos puso en los zapatos de Joel y Ellie, un par de sobrevivientes en un mundo devastado en el que la humanidad está al borde de la extinción por la propagación de un hongo que convierte a las personas en criaturas carentes de juicio, agresivas y letales.

Más allá de su estupendo gameplay y calidad gráfica y sonora, el juego fue un ensayo sobre pérdida y motivación, sobre la naturaleza del ser humano cuando se le desprovee por completo del elemento empático, y sobre la moralidad de los actos que emanan de personas que fueron marcadas por eventos traumáticos cuando son llevadas al extremo.

The Last of Us es considerado uno de los mejores juegos de toda la historia y con el enorme reto de entregar algo que lo superara o cuando menos lo igualara, Naughty Dog trae The Last of Us Part II, una secuela que llega siete años después para continuar con la historia de Joel y Ellie, ahora desde un ángulo más oscuro que está en sintonía con la evolución de los personajes, las consecuencias de sus acciones y los cambios del mundo que habitan.

Han pasado cuatro años de los eventos del primer juego, un tiempo en el que Ellie ha batallado para encontrar su lugar en un mundo que en teoría pudo haber salvado.

Después de un suceso trágico en el que se ve envuelta, Ellie se embarca en una jornada revanchista que la hará verse de frente con sus propios demonios, a la vez que se sumerge en los peligros de una región en la que dos facciones se vuelven el adversario a combatir.

The Last of Us Part II arranca en el desenlace del primer juego, pero su estructura narrativa no es lineal. A pesar de que existe un hilo cuyo detonante es el suceso trágico, somos llevados constantemente a recuerdos de Ellie y a otros momentos que componen el andamiaje argumental del juego, lo que sirve para contagiar a los usuarios de la carga emocional de su figura protagónica.

Conocer cada arco secuencial de la trama es fundamental, después de todo el punto es saber qué pasa con Ellie y Joel, pero los desarrolladores apostaron por proveer de capas a los personajes, aún si eso implicaba dar saltos temporales y pausar el avance del argumento principal.

Mantener la curva de aprendizaje al mínimo y no distraer la atención puesta en los personajes se vuelve primordial para Naughty Dog, y por ello The Last of Us Part II parte de las mismas bases del título que precede. Las mecánicas básicas de juego y el esquema de control son prácticamente idénticos en esta secuela que amalgama acción y aventura con survival horror y stealth.

Al igual que en el primer juego, en The Last of Us Part II las posibilidades de movimiento incluyen correr y agacharse para mantener un perfil bajo y esconderse de los enemigos. Hay un botón de acción contextual que sirve para tomar ítems, abrir puertas e interactuar en términos generales, mientras que otro botón de acción está destinado a escalar obstáculos.

La mochila nuevamente es el menú a través del cual se tiene acceso al crafteo de ítems y a la mejora de habilidades de supervivencia, mecánicas que a su vez requieren la recolección de materiales y de píldoras. Las estaciones de trabajo en las que se mejoran las armas también están de vuelta y para aprovecharlas es necesario recolectar scrap.

Los coleccionables aquí ya no son cómics, sino tarjetas de superhéroes en una vena similar a las PepsiCards, y vienen con todo y una detallada descripción del personaje que retratan.

También regresa el Listen Mode, con el que se percibe a los enemigos que hay en la cercanía con el fin de apoyar al usuario en su toma de decisiones, sea para abrir fuego indiscriminadamente, para repeler una agresión o para escabullirse y sortear a los enemigos sin que se den cuenta.

The Last of Us Part II puede jugarse bajo un enfoque de shooter en tercera persona, disparándole a lo que sea que se mueva, pero quien elija esta ruta tarde o temprano se dará cuenta de que la munición es escasa, sobre todo en las dificultades más altas, por lo que la mejor estrategia siempre será optar por el sigilo y entablar combate solo cuando de verdad sea necesario.

Para ello debutan los movimiento de saltar, esquivar ataques y avanzar pecho tierra.

Los escenarios de este juego tienen más opciones para completarse. Quien tenga debilidad por jalar el gatillo contará con elementos para cubrirse mientras recarga o calcula su próximo disparo, quien guste del combate cuerpo a cuerpo podrá enfrascarse en duelos a puñetazo limpio o con armas melee apoyándose del botón para esquivar ataques, y quien prefiera el stealth sacará el máximo provecho de avanzar pecho tierra en terrenos cubiertos por la vegetación crecida.

Otro nuevo movimiento es escalar cuerdas, pero es más un elemento de resolución de puzzles que un factor con el que se esté en contacto constantemente.

Insistimos, The Last of Us Part II es un título que se instala en los fundamentos del primero y destina el tiempo mínimo a explicar los nuevos movimientos, pues lo que realmente le interesa es hacerle entender a los usuarios que este mundo postapocalíptico no es de héroes ni villanos, no hay blanco ni negro ni absolutos, todo está lleno de matices de grises y cada personaje debe ser observado desde su respectiva realidad.

Un eje temático del juego es la violencia, entendida como un círculo vicioso en el que los actos que emanen de ella solo detonan otros más y así hasta el infinito.

Para que los jugadores comprendan este punto, The Last of Us Part II es un juego de una violencia más cruel y realista que la del anterior.

Juegos violentos abundan, pero la tecnología actual y el ángulo realista le permiten a Naughty Dog ahondar en detalles que le contagian al espectador una sensación de incomodidad, detalles que comienzan en aspectos tan simples, pero con tanto significado, como el hecho de que cada NPC tenga nombre, algo que se complementa con la manera gráfica en la que Ellie los liquida cuando está en modo sigilo.

No es gratuito que veamos a detalle cómo les rebana el cuello lentamente hasta que se desangran y mueren, y tampoco lo es que cuando los compañeros de estos NPCs ven sus cuerpos inertes en el suelo de inmediato griten desesperadamente sus nombres. El punto es que los jugadores sientan el peso de asesinar a personas que desde la perspectiva de Ellie son enemigos, pero que desde la perspectiva de ellos solo son sobrevivientes que pelean por sus causas, como lo hace la protagonista.

Ese peso en la violencia hace que los momentos más brutales, como cuando destripan a alguien en vida o cuando hay cuerpos colgados con las entrañas expuestas, envuelvan al jugador en un agobio total cuando se es testigo de los horrores en los que incurre el ser humano cuando no hay empatía de por medio.

Y justo la empatía es el otro eje temático de The Last of Us Part II. Si el juego va cumpliendo su cometido con el usuario, entonces la ira que atraviesa Ellie se siente en carne propia y de pronto resulta imposible no apretar los dientes o dejar que escurra alguna lágrima ante los momentos que vive.

Pero esa empatía no es solo entre usuario y Ellie, pues conforme más se progrese en la historia, más se entiende a quienes habitan el devastado y complejo mundo del juego, de forma que eventualmente los únicos que se sienten como verdaderos adversarios son los infectados.

Hablando de estos, todas las clases que vimos en el primer The Last of Us están de regreso. Los runners, los clickers, los stalkers y los bloaters están aquí, con la diferencia de que ahora los stalkers son más peligrosos que antes, pues se esconden, acechan -como su nombre lo dice- y son prácticamente invisibles para el Listen Mode, mientras que los Bloaters son mucho más agresivos y tienen un ataque de carga con el que destruyen todo a su paso.

A los infectados que ya se conocen se suman unos nuevos, los Shamblers, que son una cepa de apariencia grotesca que al acercarse hace explotar nubes de ácido que abarcan un radio considerable.

Sea en enfrentamiento contra infectados o contra humanos y hasta sus perros, queda en evidencia el estupendo diseño de cada nivel, pues siempre hay a dónde ir e improvisar, sea para esconderse, huir o atacar. La acción es fluida e implica un abanico de vías para salir avante de cualquier situación adversa.

Acerca del apartado técnico se podrían hacer tesis completas sobre lo sorprendente que es The Last of Us Part II a nivel visual, pues en definitiva es uno de los juegos con los gráficos más impactantes en PlayStation 4, al nivel o ligeramente más bajos de los de Red Dead Redemption 2.

Los detalles en la nieve, el comportamiento de la luz y los reflejos, los efectos de partículas, las sombras, los modelos de los personajes, las texturas, la naturalidad con la que los cuerpos de la protagonista y los enemigos responden al entorno y a los ataques, la fluidez de las animaciones y la cantidad de elementos en pantalla hacen de este juego un logro técnico que nunca deja de maravillar.

Mención aparte requiere el motion capture facial, pues resulta en gesticulaciones y expresiones que prácticamente ponen al juego en el mismo nivel de un costoso efecto visual de Hollywood. Es impresionante el realismo en los cambios en los rostros de los personajes centrales, quienes por momentos parecen tener vida autónoma, siempre haciendo gestos reactivos al ambiente o a la acción en turno.

También vale la pena destacar que los tiempos de carga son imperceptibles, pues tienen lugar durante las cinemáticas del juego, lo que arroja una experiencia ininterrumpida con miras a que los jugadores no retiren su atención de los personajes.

Por otro lado están el diseño de audio y la banda sonora. Cada sonido está perfectamente trabajado, y el mundo de The Last of Us -al estar colapsado pero recuperado por la naturaleza- rinde para escuchar el movimiento de las hojas con el aire, cascadas, aves, o el crujir de las ramas, mezclados con los sonidos ligados al caos que impera en el juego, como los gritos de sufrimiento de los infectados, o el endemoniado chasquido de los clickers.

Cuando el juego toma un giro más hacia la aventura, el diseño de audio nos recuerda que seguimos en una mezcla de survival horror, siempre con ambientaciones y sonidos tétricos en cada vuelta.

El ganador del Óscar Gustavo Santaolalla repite como responsable de la banda sonora, pero sus composiciones ahora se inclinan más hacia los sonidos de sintetizador en lugar de los acústicos, una decisión que va acorde a la brutalidad, la crueldad y los horrores que vemos en el juego. Hay momentos, sobre todo los de tensión, en los que el soundtrack del argentino incluso recuerda a las composiciones de sintetizador de Hans Zimmer, un cambio que quizá no apele a todos, pero que por supuesto resulta interesante.

Acerca de los aspectos negativos, en realidad solo detectamos en algunas ocasiones falta de respuesta en los comandos ejecutados y, en términos de decisiones artísticas, el recurso de que de último momento la protagonista caiga a otro nivel del escenario porque la plataforma debajo suyo colapsó ya se antojaba reiterado en el primer The Last of Us, y aquí otra vez se vuelve a abusar de él.

Para concluir, es necesario remarcar que The Last of Us Part II es un juego inclusivo no solo en atención a sus personajes, sino también por la manera en que ofrece una infinidad de ajustes de accesibilidad para que puedan disfrutarlo todos, sin que importe si se tiene una discapacidad visual, auditiva o motriz, y seguro marcará pauta para el desarrollo de más juegos que consideren una pluralidad de audiencia.

The Last of Us Part II es una experiencia oscura, cruda y violenta que desde el arranque deja un nudo en la garganta, y la estructura en la que los usuarios experimentan la totalidad de la trama seguro despertará polémica.

Pero quien esté dispuesto a disfrutar sin prejuicios lo que el juego quiere comunicar, se encontrará con un título de protagonistas complejos, una brutal experiencia que, a pesar de estar ubicada en un futuro devastado, dice demasiado sobre el mundo de ahora.

Calificación: 9.5/10
The Last of Us Part II
Año: 2020
PlayStation 4
Desarrollador: Naughty Dog
Publisher: Sony Interactive Entertainment