Aunque Rockstar Games sea sinónimo de Grand Theft Auto, la compañía tiene en su haber otras franquicias que van de lo realista y artístico, como Red Dead Redemption, hasta lo incómodo e hilarante, como Bully. Pero hay una IP de la que no se suele hablar y que en la primera mitad de los dosmiles se convirtió en un foco de polémica por su manera de retratar la violencia: Manhunt.

Lanzado originalmente en PlayStation 2 en 2003, Manhunt es un juego que pone al usuario en los zapatos de James Earl Cash, un condenado a muerte que, tras recibir lo que en teoría era la inyección letal, despierta para darse cuenta de que es el protagonista de un perverso reality show en el que será cazado por pandillas de lunáticos a lo largo de una ciudad abandonada.

El sistema de juego es interesante. La base es stealth, pues el jugador debe buscar sombras y aguardar en ellas para no ser detectado por los adversarios. Mientras más sigilo y violencia haya en la sesión, mejor será la calificación al final del nivel, en la inteligencia de que cada arma que no sea de fuego tiene tres finishers (ejecutables únicamente cuando el enemigo está dando la espalda y sin haber detectado al jugador) cuyo nivel de sadismo se intensifica.

Asimismo, al momento de ejecutar un finisher entra una cinemática a manera de película snuff, o sea, mostrando una muerte a cuadro y con ínfima calidad de grabación.

Manhunt pudo quedarse en la posición de juego polémico y bañado en sangre, pero dentro de su premisa mórbida yace un título de sobresaliente gameplay stealth que arroja un comentario sobre la fascinación por la violencia y la cultura del reality show, que en aquel entonces comenzaba a dominar en la televisión.

Por su naturaleza se convirtió en el blanco de congresistas estadouindenses, situación a la que ya estaba acostumbrada Rockstar. Sin embargo, lo que nadie previó es que Manhunt sería ligado al homicidio del joven de 14 años Stefan Pakeerah, a manos de su amigo de 17 años Warren Leblanc en Inglaterra en 2004.

La madre de la víctima declaró que Leblanc estaba obsesionado con Manhunt y que la manera en perpetró el crimen se apegaba a las mecánicas del juego, en donde predominan instrumentos como cuchillos y martillos.

Mientras tenían lugar las investigaciones producto de la denuncia interpuesta por la familia de Pakeerah contra Rockstar y Sony Computer Entertainment (SCE), Manhunt fue retirado y prohibido.

Rockstar solo se limitó a decir que el juego estaba dirigido al público adulto. Al final, la investigaciones arrojaron que el homicidio se dio en un contexto de robo de drogas y que una copia de Manhunt fue encontrada en la habitación de Pakeerah, no en la de Leblanc, quien fue sentenciado a cadena perpetua.

Los cargos contra Rockstar y SCE fueron retirados y Manhunt continuó gozando de popularidad gracias a la polémica.

Ahora, a casi 20 años de distancia y viendo que la trilogía clásica GTA estará de vuelta a través de remasters, quizá sea hora de traer de vuelta a Manhunt, tal vez con una remasterización de la primera entrega o también de la segunda que salió en 2007. O incluso aún mejor, con un tercer juego cuyos comentarios estén dirigidos a la era de redes sociales y a la desensibilización de las personas frente la violencia.