Nos encontramos en un gran momento para desarrollar videojuegos, pues además de que las herramientas están más a la mano en comparación con otras décadas, ahora hay múltiples espacios para publicar -aún de la mano de las compañías grandes- desde el circuito indie.

Esto hace que, por ejemplo, abunden los juegos que se hacen en regiones que no son las usuales en la industria, como México, en donde se desarrollan proyectos interesantes como Black Noise y Mictlán.

Sin embargo, aún cuando sea más fácil lanzarse al ruedo, desarrollar y publicar un juego indie, una dura realidad es que no es barato.

Ovidio Escobedo de 1 Simple Game, nos dijo que un presupuesto mínimo para hacer y poner a la venta un juego independiente oscila entre 100,000 y 200,000 dólares, es decir, entre 2,083,000 y 4,167,000 pesos mexicanos.

Y para abonar a la idea de cuán caro es crear videojuegos, Megan Fox, fundadora de Glass Bottom Games y responsable de SkateBIRD, acudió a Twitter y compartió algunos detalles que serán de interés para quien quiera adentrarse en la industria.

La developer escribió que, ahora que SkateBIRD está en el mercado, tuvo oportunidad de revisar algunos datos presupuestales y corroboró que la realización del juego costó 181,000 dólares, o sea, alrededor de 3,772,000 pesos mexicanos, cifra en la que estuvo incluido, en sus palabras, su sueldo precario.

También reconoció que una buena parte de esos 181,000 dólares -invertidos a lo largo de los tres años que tomó el desarrollo del juego- llegó de Kickstarter y de adelantos de plataformas.

Al final del hilo hizo una alteración a la cifra, pues dijo que faltó incluir el dinero que otra persona del equipo aportó de sus ahorros, lo que elevó el gran total a 201,000 dólares, o sea, alrededor de 4,188,000 pesos mexicanos.

Las cifras compartidas por Escobedo y Fox coinciden y ciertamente sirven para que quienes quieran estar en el desarrollo profesional de juegos indie se den una idea de los presupuestos a los que tienen que aspirar.

Y tal como le hicieron Escobedo y Fox, siempre están Kickstarter y otras plataformas de crowdfunding para convencer a la comunidad de donar y de resolver el obstáculo presupuestal.