Los procesadores de palabras llevan ya mucho tiempo entre nosotros. Desde el venerable WordStar hasta Microsoft Word, hemos pasado por una evolución gradual, que poco a poco nos da más y más características para así hacernos de la herramienta ideal.

La batalla entre competidores es enorme y hoy en día, casi cualquier procesador moderno hace lo mismo que el de la competencia. Unos tienen más características que otros, sí, pero muchas de esas características se usan poco.

Quien escriba usando un procesador de palabras hoy día quiere, entre lo más estándar, poder escribir, formatear el texto, poner cursivas, negritas, cambiar tipo de letras, poner pies de notas, hacer índices automáticamente, etcétera.

Pero en el procesador de palabras del futuro cercano, se requiere que el mismo no sólo corrija las palabras mal escritas, sino que haga las predicciones sobre qué palabras estamos por escribir y ofrecer el terminar algunas frases automáticamente.

Pondremos un ejemplo simple: si escribo «hola, ¿cómo», esperaría que el sistema pudiese completar con un «estás?», que pareciera lo esperado por el contexto de la frase, aunque desde luego, esto debería aprenderlo el software de ir «leyendo» nuestros documentos ´para hallar muletillas, frases que usamos comúnmente, etcétera.

El futuro ya llegó

Smart Compose es por ejemplo, una herramienta de Google Doc que predice cuáles son las siguientes palabras que el usuario quiere escribir. En Docs el sistema va aprendiendo los hábitos del usuario y a la larga encuentra predicciones que funcionan muy bien y que sí, asombran al propio usuario.

Grammarly, por otra parte, es un programa que permite analizar un texto para saber si está correctamente escrito. Y no hablamos sólo de la parte ortográfica, sino en la posibilidad de dar sugerencias de cómo deberían escribirse algunas frases. Este tipo de ayuda lo agradecerán más de un investigador en la academia, en donde los artículos tienen que ser escritos con un mínimo rigor en inglés. Grammarly. Y aunque el sistema parece solamente poderse usar en inglés, se esperaría que en el futuro se implemente para otros idiomas.

Microsoft, en cambio, tiene Rewrite, el cual se anunció en la Conferencia Build del 2019. La diferencia con las dos herramientas anteriores es que el sistema puede re-escribir no solamente una palabra mal escrita, sino re-escribir frases completas.

Esto es el futuro, porque para poder hacer esto, el software requiere entender de alguna manera lo que los usuarios escriben. Rewrite tiene un esquema de menús, los cuales seleccionan el fragmento del texto y con el botón derecho, podemos acceder a las sugerencias.

De acuerdo con Microsoft, esto mejora lo fluido en lo escrito, mejora en el fraseo haciéndolo más conciso y mejora la capacidad del texto para se entendido más fácilmente por terceros. También, como en el caso de los programas anteriores, funciona por lo pronto sólo en inglés y está disponible, por el momento, para Word en la web, es decir, Microsoft 365 u Office 365.

Una herramienta de escritura que ya sea inteligente, que dé sugerencias interesantes, que parece que entiende lo que escribimos para que así sus sugerencias tengan sentido, parece ser el siguiente paso en el progreso de los procesadores de palabras.

Y curiosamente, cuando esto sea ya cotidiano, habremos perdido el asombro ante estas mejoras y pediremos más y probablemente hallaremos nuevas ideas que bien podrán ser implementadas.

Por el momento, díganme, después de estas herramientas para ayudarse a escribir, ¿qué más podrían pedirle a este tipo de software?