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Por vivir en quinto patio

Hay un libro de Sealtiel Alatriste llamado “Por vivir en quinto patio”, el cual es muy recomendable. Es una novela divertida de principio a fin....

pagoenlinea00Hay un libro de Sealtiel Alatriste llamado “Por vivir en quinto patio”, el cual es muy recomendable. Es una novela divertida de principio a fin. El título del libro me recordó lo que pasa cuando se vive en el tercer mundo y de ahí el título del artículo. Y lo que pasa es simple: en nuestro país las cosas se hacen muchas veces mal o a medias. La tecnología funciona mal o a medias. Se puede caer tu conexión de Internet sin previo aviso y la empresa con la que hayas contratado el servicio,si bien te va, te pedirá una disculpa, pero no hará nada para compensarte por los problemas que hayas tenido por haber perdido acceso a la red de redes. Por ejemplo, Cablevisión -ahora izzi- te puede dejar sin señal de TV por cuatro o cinco horas sin que te compense por eso. Para que haya algún tipo de compensación, tienen que pasar más de 24 horas y además, tienes que hacer la reclamación porque si no la haces, ni quien se acuerde de lo que pasó.

Y con respecto a tratar de usar la tecnología para pagar en línea, por ejemplo, las cosas no han mejorado realmente. Poniendo el mismo ejemplo de izzi, supuestamente, es algo así como Cablevisión “recargado”. Han modificado su página web (la de cablevisión no soportaba correos electrónicos con símbolos como el guión -háganme el favor). Supuestamente han hecho todo lo posible por hacer que los pagos en línea, con tarjeta de crédito, se hagan expeditos pero ¡ay! algo falla siempre. Quise pagar este mes a través de este medio pero no pude. Todos mis datos están bien, pero cuando le doy click al botón “PAGAR”, aparece un mensaje que dice algo como esto: “Favor de validar el correo de quien hace la compra”. Es un misterio qué significa ese mensaje y dónde debo acceder en la página de dicha empresa para validar mi correo.

Entonces me conecto al chat de izzi y el operador me pide una copia de la pantalla del error. Vamos, no le basta con que le diga yo las palabras que aparecen en el mensaje de error. Lo hago, copio el pedazo de la pantalla y se lo mando. La solución tarda, pero el operador me dice: “Ponga por favor su correo en mayúsculas”. Lo intento. No funcionó. Le digo que quiero hablar con un “ejecutivo” para hacer el pago. Le advierto de su patético sistema y de la inútil ayuda brindada. Se disculpa, cosa que no soluciona nada. Y entonces me pide mis datos y me dice que me hablarán en menos de 20 minutos. Llevo 50 minutos esperándolos. Ninguna llamada ha sido recibida.

Así que hablo al número 1800 de izzi y me tengo que soplar toda la retahíla de su sistema para que de pronto me pongan un mensaje en inglés que dice un gringo con pronunciación perfecta: “Our system is having technical difficulties for the moment. Please call back later”. Es decir, “Houston, tenemos problemas. Llámenos más tarde”.

Pero no es de extrañarse. Así funciona el tercer mundo. Fíjense por ejemplo, la experiencia con Amazon antes de que llegara a México. No sé si habrá cambiado o no después de esto, pero observen: quería comprar un libro electrónico. Entré a la tienda virtual de libros. Lo encontré. Costaba unos 10 dólares. Me lo mandan directamente. No hay gastos de envío. Hay un botón para hacer la compra con un click, pues Amazon tiene mi información de mis métodos de pago, etcétera. Doy click y el libro ya está en mi computadora. Entro a la aplicación Kindle y ya lo puedo leer.

Otro ejemplo: estoy suscrito al Internet Chess Club, un sitio virtual para jugar al ajedrez. Cuando por algún motivo sus servidores fallan, cosa que no ocurre con frecuencia pero ocurre, mandan un correo indicando que a los usuarios que padecieron la dificultad les han abonado una semana extra a la suscripción que tenga uno. No hay que reclamar. Eso es servicio y ganas de tener contentos a los clientes. Pero eso sólo pasa en el primer mundo.

Así pues, vaya diferencia. De hacerte la vida miserable como en izzi, a cobrarte casi instantáneamente, asunto en el que los vecinos del norte son expertos. Y bueno, puse estas dos experiencias pero seguro que los lectores binarios de unocero pueden contar otras historias de terror. Vamos, que ni para pagar te ponen las cosas fáciles. Es increíble.

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