La tecnología moderna proveé muchas ventajas, sin duda, pero también conlleva ciertos riesgos. En este mundo de información no falta quien se quiera hacer de datos que no son suyos para, por ejemplo, suplantar la identidad de alguien, o quizás hacer una transacción con un número de tarjeta que no le corresponde. Los fraudes están a la orden del día y cada vez con más frecuencia, sabemos de amigos y conocidos a quienes le clonaron su tarjeta de crédito -quién sabe dónde- y de pronto en su estado de cuenta apareció un cargo que la víctima jamás habría hecho.
Hoy parece ser que las tarjetas de crédito son las más susceptibles en los fraudes pues son clonadas con mucha facilidad. Se advierte entonces la necesidad de protegerse cuando uno paga con plástico algún bien o servicio, por ejemplo, pidiéndole al empleado que traiga la terminal para hacer el pago sin que éste se lleve la tarjeta de crédito.
Hay mucha gente que, por ejemplo, paga con su tarjeta de crédito las compras que hace de gasolina. Pues he aquí el video de alguien que -parece ser- trabaja en una gasolinería (se mantiene la identidad de este personaje en el anonimato) y que muestra un dispositivo que puede copiar en un instante los datos de la tarjeta de crédito de quien la ha entregado para hacer su pago de combustible.
Este tipo de dispositivos se pueden comprar en las tiendas y sitios web especializados en electrónica. El costo asociado a ellos va de 60 a 400 dólares, dependiendo de cuántas características se deseé tener. Desde luego que estos aparatitos no se venden con la intención de defraudar a nadie, pero el uso finalmente lo da la persona.
(*) La imagen ilustra uno de estos lectores de tarjetas de crédito, pero no es el que muestra el empleado de la gasolinería.