Por eso encontramos, por ejemplo, títulos como «Aprenda C en 24 horas», «Javascript for dummies», entre muchos otros. Y parte de ello es que las editoriales hallan que un libro con este título tiene éxito y entonces sacan una colección de libros afines, con el mismo título. De esta maneras pueden hacer libros para esta colección, cuyo título genérico es «Aprenda <ponga la actividad de su preferencia> en 24 horas», por ejemplo. Y puede tratarse desde luego de programación de un lenguaje, o del cómo hacer cupcakes.
Puede ser que a estos libros, si se toman en serio, se les pueda sacar provecho, pues en general contienen mucha información valiosa. Sin embargo, los títulos de muchos libros los pone la mercadotecnia y siempre parecen caminar entre la fina cuerda de la verdad y la mentira. Si somos francos, no hay quien se vuelva programador que pueda resolver problemas de cómputo después de haber leído un libro que promete que aprenderá a programar en 24 horas. Mucho del aprendizaje lleva tiempo y no se aprende automáticamente después de leer algo.
En la programación no basta con leer un libro, sino que hay que realizar muchos ejercicios. No es gratuito que en muchos cursos se requiera hacer de tarea el algoritmo de la burbuja para ordenar datos o bien, crear árboles binarios, etcétera. Vamos, que como en cualquier asignatura, se requiere de mucho más de 24 horas para siquiera comprender qué queremos hacer y cómo hacerlo. Y quiero creer que la mayoría de las personas no se «van con la finta» al respecto de los títulos, pero es claro que esto sí incide en alguna parte de los que adquieren estos libros.
En mi opinión, muchos de esos libros y cursos pueden tener información muy valiosa, pero no se vale engañar con la promesa de que uno se convertirá en programador así de pronto, en pocas horas.