La calvicie es un problema que millones de personas tienen que enfrentar todos los días sin encontrar una solución definitiva. Ahora, investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio manipularon células madre para que un grupo de ratones sin pelo tuviera la capacidad de crecer un pequeño, pero prometedor, mechoncito que, sin la ayuda de estos científicos, jamás hubieran podido desarrollar. ¿Puede ser el principio de la cura definitiva para la alopecia?

Un equipo dirigido por el profesor Takashi Tsuji fomentó el crecimiento natural de pelaje en estos roedores al implantar folículos pilosos biológicamente diseñados a partir de tejido derivado de células madre. Al final, los ratoncitos totalmente calvos comenzaron a presentar pelo negro y grueso. Prueba definitiva de que, de continuar con este proyecto, se podría experimentar en humanos para su posterior uso en el mercado médico.

Los injertos se aplican en las células papilla debajo de la dermis y luego estas células son las responsables del crecimiento de pelo. Al implantarlas debajo de las diferentes capas de piel, se puede controlar la densidad de cabello de una zona en específico. En otras palabras, dependiendo de cómo se injertaran, habría más cantidad de cabello por centímetro de cabeza.

Este método resulta tan eficaz que actúa de manera adecuada con los nervios y tejidos anfitriones, por lo que su posterior crecimiento natural está garantizado sin mostrar algún tipo de rechazo. Además, esta tecnología permite controlar el color de cabello, grosor o tipo de nacimiento, por lo que muchos hombres allá afuera estarán muy contentos al descubrir que, además de deshacerse de su molesta calvicie, pueden elegir el tipo de cabello que deseen.

El estudio de las células madre aprovecha su capacidad de autorreplicación para mantener ‘inmortales’ las que componen el cuerpo humano, generando tejidos destruidos. Con suerte, en unos 50 años, toda nuestra ciencia médica se base en las aplicaciones de las células de la creación.

Fuente: Gizmag