Algo que nos distingue de otros seres que viven en el mismo mundo que nosotros, es la complejidad del lenguaje.

La comunicación desde luego, parte de la necesidad de transmitir ideas que nos afectan en nuestras vidas. Así, probablemente los delfines o ballenas tengan un sistema de comunicación que les permita informar a otros o saber de estos donde hay comida, por ejemplo.

En los seres humanos el lenguaje es mucho más complejo de lo que podemos imaginar. No solamente expresamos ideas para ayudarnos a sobrevivir. También expresamos sentimientos, formas de actuar, sensaciones, etcétera.

Entre lo oral y lo escrito

Pero curiosamente, hay una distinción muy clara entre expresar algo oralmente o por escrito. Cuando hablamos con alguien no estamos simplemente atento a lo que nos dice sino además, detectamos los gestos que hace nuestro interlocutor y el tono de alguna expresión.

Y en estos tonos expresamos incluso enojo, ironía o cualquiera de las emociones que los seres humanos tienen.

Por ejemplo, pensemos en que alguien me dice algo que parece poco creíble y le contesto con un «ajá». En esa corta expresión puedo estar dándole un tono de sarcasmo o de ironía, para hacerle ver al interlocutor que no le he creído ni una palabra.

Pero si escribimos algo, el lenguaje y la manera de expresar las cosas cambia. Ya no existe el tono ni el rostro de la persona con la que hablo, por lo que las pistas de lo que puede estar pensando en nuestra plática pasan a segundo término.

Por otra parte, en un servicio de mensajería, por ejemplo, expresar los sentimientos que pueda tener parece ser aún más complicado.

Y sí, tenemos algunos símbolos, por ejemplo «!?» (con sus respectivos símbolos de apertura), que reflejan cierta extrañeza. Pero queda claro que los símbolos añadidos, además de las palabras, no llevan toda esta información contextual que observamos en las conversaciones habladas.

Expresar por escrito las emociones

Por ello, desde la invención de Internet se creó una serie de símbolos, llamados «emoticones», que no son más que una representación gráfica de una expresión del rostro humano, el cual originalmente usaba caracteres de texto, ayudado de los símbolos de puntuación, números y letras.

Por ejemplo, los dos primeros emoticones, 🙂 y 🙁 , los creó Scott Fahlman en 1982, un científico de computadoras y profesor emérito de la Universidad Carnegie Mellon.

El mundo occidental hace estos emoticones escribiendo en ángulo hacia la derecha en dirección del texto. En Japón, se usan los emoticones llamados kaomoji, que usan el conjunto de símbolos katakana. Pero finalmente se sigue conservando la idea original de los emoticones.

Kaomoji ( por Petrb – Own work, CC BY-SA 4.0)(https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=52257383)

Los emoticones actuales son gráficas

Emoticones gráficos

Los emoticones hoy en día son dibujitos que pueden mostrar los posibles sentimientos de las personas. Estos son en general caritas felices, tristes, rojas (enojadas), verdes (enfermas), con tapabocas, sonriendo a extremo, sacando la lengua, etcétera.

Estos se crearon por la compañía Smiley wn 1996. Nicolás Loufrani desarrolló cientos de emoticones diferentes, incluyendo versiones en 3 dimensiones. Sus diseños se registraron en la oficina de Derechos de Autor de los EEUU en 1997 y aparecieron en línea como archivos GIF en 1998. Estos fueron las primeras versiones gráficas de los emoticones en modo texto.

Hoy los sistemas modernos como los teléfonos celulares o las redes sociales, disponen de un número de emoticones gráficos para que los usuarios añadan a sus textos estas emociones.

Más de uno puede pensar que en muchos siglos los cambios a los idiomas han sido mínimos, pero es evidente que la necesidad de expresar emociones en un ámbito tan inmediato como son los chats, las redes sociales y los mensajes de texto de todo tipo, obliga quizás a aceptar estos emoticones como algo que llegó para quedarse. Vamos, hasta hay una película donde los emoticones son los actores principales.

Al final de cuentas quizás todo sea cuestión de gustos, pero evidentemente el lenguaje escrito parece no tener suficiente simbología como se tiene en el lenguaje oral.

Tal vez haya que considerar que, en realidad, la cuestión es comunicarse. ¿O no?