La cita fue en Jalcomulco, Veracruz, porque la idea era que probara en las condiciones ideales la GoPro MAX, una cámara que presume características que pueden explotarse en un contexto casual y, obviamente, en uno de carácter más extremo.

De ahí que el destino final fuera Expediciones México Verde, un lugar que ofrece ambos, el casual -a través de su diseño, decoración y mood general que invitan a la relajación total- y el extremo -mediante actividades como rappel, tirolesa y rafting.

Al llegar a mi suite vi la cámara sobre la cama y de inmediato comencé a pasearme por sus funciones.

Dentro de las especificaciones oficiales destacan el modo 360° a prueba de todo, una pantalla touch de 1.7″, seis micrófonos, cuatro lentes digitales, tecnología Max HyperSmooth para máxima estabilidad, live streaming a 1080p y herramientas de edición al alcance de una app.

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Pero esto se trató de poner a prueba esas especificaciones y no de solo limitarse a verlas escritas.

Después de pasearme un rato por las áreas verdes, de intentar simular las tomas de películas que me fascinan -como The Evil Dead– y de comprobar que la estabilidad realmente es asombrosa, llegó el momento de ir a la primera parada extrema de la aventura: un barranco para hacer rappel.

Durante el ascenso seguí probando la estabilidad y estuve “switcheando” entre el modo Hero y el modo 360°, para aprender a detectar en qué escenarios funciona mejor uno que el otro.

Para hacer rappel, pegué la cámara a una montura sobre el caso que tenía puesto y seleccioné el Hero mode para capturar un video lo más cercano a una perspectiva en primera persona. Pensé que sería fácil y que por haber visto a Tom Cruise en Misión: Imposible ya tenía el conocimiento necesario para descender sin fallas.

Pero en un momento resbalé, me fui como columpio e impacté con el costado de las rocas. Todo bien y no pasó más allá de la frustración, y obviamente quedó registrado en la cámara y sin pérdida de estabilización.

Lo siguiente fue la tirolesa, una actividad para la que monté la cámara en el shorty con la idea de agarrarlo con una mano en las alturas. Cambié a modo 360 y los videos resultantes son impresionantes, más por la posibilidad de editarlos en la app.

Apenas bajé de la tirolesa cuando de pronto se soltó tremendo aguacero que me sirvió para constatar que el equipo es 360° a prueba de agua. De todos modos, la prueba definitiva para este aspecto sería al día siguiente en el rafting.

Llegó el nuevo día y el destino fue río La Antigua, en donde hay rápidos que dispararían la adrenalina a tope y en los que nadaría para sumergir la cámara.

El rafting fue mejor de lo que imaginaba, nunca lo había hecho y no veo el momento de repetirlo. Ajusté la cámara a la muñequera, se mojó todo el tiempo, la sumergí cuando me aventé al río para nadar y cambié constantemente entre ambos modos, Hero y 360, el primero para capturar momentos específicos y el segundo para capturar la acción y todo lo que me rodeaba.

Al final del viaje me quedó claro que esta cámara ofrece posibilidades casi infinitas, gracias a la posibilidad de editar en app y de procesar “on the go” ángulos y clips. La gocé haciendo mis versiones de escenas de películas de terror -aprovechando su brutal estabilidad en modo Hero- y desde luego en las actividades extremas con su 360° a prueba de todo.

Además, es más pequeña que otras iteraciones, como la GoPro Fusion, lo que aumenta el volumen de posibilidades.