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Twitterlandia

La popularidad de Twitter es innegable. En unos pocos meses, el servicio de micro mensajes que se inspira en la sencillez de los SMS de...

La popularidad de Twitter es innegable. En unos pocos meses, el servicio de micro mensajes que se inspira en la sencillez de los SMS de celular ha tomado relevancia internacional y México no es la excepción. ¿Para qué sirve Twitter? Para nada y para mucho. Digamos que la posibilidad de escribir en unos cuantos caracteres (no más de 140) alguna situación, actividad, pensamiento, punto de vista o cualquier otra cosa es un arma de doble filo: o el usuario se ve muy diestro y domina la materia o, de plano, no tiene mucho futuro en “Twiterlandia”.

Pero, como todo en la vida, también aquí aplica la regla de Paretto, sí, esa del “ochenta veinte” donde, seguramente, el 80% de los mensajes o “tweets” son escritos por el 20% de los usuarios con cuenta activa. Eso hace que el sistema, como tantas otras opciones en Internet, sea alimentado por unos cuantos que… en teoría, tienen “algo qué decir”.

¿Quiénes comenzamos a usar Twitter? Los geeks, los más tecnológicos, los que vivimos (o tratamos de vivir) de esto y en general una primera camada de personas más allegadas a la tecnología. Usamos twitter a nuestra manera, a nuestro ritmo y diciendo las cosas menos entendibles del mundo, llenas de asuntos técnicos… al fin de cuentas, la audiencia se componía más o menos del mismo tipo de gente. Pero ¿qué pasó hace unos meses? Twitter saltó a la luz pública y algunos comunicadores de abolengo (rancio o no) comenzaron a usarlo, además de alguna que otra estrella de la actuación, cantantes y la “artisteada” en general. ¿El resultado? Mixto.

En Twitter todo se trata de a quién seguir y quién te sigue. En el primer caso, sigo a un poco más de 200 personas, que alimentan el “timeline” de mi cuenta con bastante intensidad. De estos 200, seleccionaré algunos que me llaman la atención porque no necesariamente los asociamos con la tecnología pero, de alguna o de otra forma la usan o quieren estar ahí. A veces bien y a veces francamente mal. Veamos un ejemplo seleccionado de su forma de twitear:

Adela Micha: “Como decia me madre : “basta de holgazaneria”!!!! Me voy al gimnasio! Que pesadillaaaa !!!!!”. Auténtica y espontánea. Otro: “Me cayo encima el cansancio de toda la semana ! Creo q dormire un poco! Para uds: I have a feeling tonight its gonna be a good good night !”. Más de 13 mil seguidores (@adela_micha)

Javier Alatorre: “Hey vamonos a recargar la pila. Sugerencias de música para correr hoy? Buen jueves para todos”. De lo que recuerdo, siempre está platicando de todo el deporte que hace… unos 7,700 seguidores (@Javier_Alatorre)

ElNaquito: “Saliendo del gimnasio … 1 hora viendo a las de los aerobics y 1/2 hora de ver a las que corren es suficiente por hoy”… lleva la gloria en la anonimidad… lástima Naquito que no te conoceremos nunca, pero sigue escribiendo joyas como “Promocion de este viernes solo para reinitas: Quito el frio a domicilio. Garantizado”. Más de 10,000 seguidores (@elnaquito)

CarlosLoret: “Hoy estoy muy contento. Es uno de esos días en donde todo sale bien.”… como qué twitea cuándo se acuerda, siento que piensa que debe twitear, pero no se le da mucho o todavía no encuentra como hacerlo… “Mañana día extenuante: 1N, Contraportada, El Universal, 3G, Mesa sobre la educación y Yankees.” Más de 5,000 seguidores (@CarlosLoret)

Javier Solórzano: “Que tal si buscamos la manera dentro de la ley de echar atras la decision del senado sobre la CNDH?” … como que cuándo se acuerda, tuitea… pero también como que le falta continuidad… “Voy a Leon a una reunion sobre el agua. Les cuento…”. Pasando los 8,000 seguidores (@javiersolorzano)

Así, obvio no son todos pero sí algunos de los que sigo. ¿Vale la pena? ¿Conviene tener una cuenta en Twitter? ¿Dónde hay un directorio más grande? A ver, muchas preguntas. Sí vale la pena, sin duda. Conviene, claro. Es gratis y sencillo. ¿Directorios? No hay confiables, así es que la única forma de entrarle a este asunto es abriendo una cuenta, comenzando a twittear, dar de alta algunos para seguir y a partir de ahí, todo es cuestión de entender la vida dentro de Twiterlandia.

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