Fue hace apenas 5 años que Netflix lanzó en su servicio un botón que aunque simple supuso toda una revolución en la industria del entretenimiento.

Hablamos del ahora conocido y altamente utilizado botón «Omitir introducción», el cual desde hace un lustro aparece en los créditos iniciales de todas las producciones hospedadas en el servicio.

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Desde su nacimiento, este botón se ha traducido en una mejora en la experiencia de usuario, al entregar el control de saltar «información engorrosa» que no todos quieren ver o conocer.

En otras palabras se traduce en una ganancia de tiempo para pasar horas efectivas de entretenimiento, misma que se cuenta en cerca de 200 años de ahorro.

Cuando menos así lo argumenta Cameron Johnson, director de innovación de producto de Netflix, quien ha dado detalles sobre la tendencia de uso de este botón entregando cifras llamativas:

«En un día normal de Netflix, el botón ‘Omitir introducción’ se pulsa 136 millones de veces, lo que supone un ahorro de tiempo acumulado de 195 años».

El peculiar botón de Netflix

Estos números dieron pie para que el directivo hablará sobre los motivos que tuvo Netflix para desarrollar la función, misma que no es otra más que permitir a los usuarios ahorrar tiempo y esfuerzo en sus horas de entretenimiento:

«Hace seis años, sólo era un atisbo de idea. Investigamos y descubrimos que en un 15 por ciento de las ocasiones los afiliados avanzaban manualmente la serie en los primeros cinco minutos. Esto nos hizo pensar que mucha gente quería saltarse la introducción. (…) En lugar de construir algo para necesidades diferentes, como un botón de salto de 10 segundos, diseñamos una solución de propósito único que hiciera una sola cosa realmente bien».

Aunque ahora mismo hablamos de una función que esperamos por defecto en cualquier servicio de streaming, en realidad, Netflix fue pionero al respecto, dando la pauta para que otros servicios como HBO o Disney+ lo adoptaran, eso si, con algunas variaciones.

Lo cierto es que las implicaciones de este botón van más allá de la adopción generalizada de la función. En realidad, este botón supuso nuevas directrices en la manera en la entendemos, valoramos y consumimos las producciones cinematográficas y televisivas.

En principio, se trata de una función que marca con toda seguridad y franqueza el control que ahora tienen las audiencias sobre lo que quieren ver, cuándo lo quieren consumir, desde dónde y, más aún, cómo.

Adicional, hizo más evidente la tendencia de «consumo sin pausa», en donde son pocos los espectadores que se detienen a reconocer al equipo detrás de cada producción más allá de los principales directores o los protagonistas.

Esto sin duda elimina uno de los signos que antes de la década de los años 90 daba personalidad así como status al mundo del cine y la televisión.

Hablamos de un cambio cultural que, en tiempos en los que gran parte del entretenimiento se vive en digital, no hará más que crecer suponiendo nuevos desafíos para casas productoras y sus talentos en la tarea de destacar en momentos en el que los creadores de contenido pueden surgir, literalmente, en cada esquina.