Hablar de cine basado en cómics de superhéroes o supervillanos es hablar de lugares comunes y ausencia de riesgos, sin que importe cuán efectivas o malogradas sean las cintas que se tomen para valorar. No obstante, en ocasiones aparecen en el radar películas que vigorizan la vertiente a partir de la integración de otros géneros que regularmente son ajenos a las historias de héroes en spandex.

Batman: El caballero de la noche y Logan, cintas instaladas en la crime movie y el drama, respectivamente, son ejemplos contundentes de lo que puede lograrse con personajes de historieta, y ahora bajo esa lógica llega Joker, filme basado en el villano de DC Comics y que se distancia por completo de los estereotipos que puedan ligarse a esa editorial y que propone un crudo thriller psicológico sobre una sociedad en conflicto y un individuo predestinado al colapso.

Es la década de los 80 en Ciudad Gótica. Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) tiene la convicción de que su propósito en la vida es llevarle alegría a la gente, y por ello intenta hacer una carrera como comediante de stand-up, a pesar de que su condición mental le impida desenvolverse adecuadamente en un contexto urbano de descontento general y pobreza, y en el que los presupuestos para programas sociales son recortados.

Las constantes vejaciones de las que es objeto lo empujan poco a poco a cruzar los límites de lo permitido, hasta llegar a un punto sin retorno y a una caída libre de la que, dada su realidad, jamás iba a lograr escapar.

Si bien Joker tiene desde el título el anclaje con DC Comics y Batman, el director y coguionista Todd Phillips se deshace de cualquier ángulo caricaturesco que se le pueda asociar a su figura protagónica y se limita solo a tomar ciertas bases de la mitología del personaje para proponer un relato propio que se beneficia de las capacidades histriónicas de Phoenix.

Phillips plantea una Ciudad Gótica azotada por el crimen -como es la costumbre-, pero agrega temáticas reconocibles que vuelven tangible el mundo del Fleck. Hay crisis y, ante la incompetencia de la autoridad, el clima social se tensa, lo que a su vez desencadena pronunciamientos políticos que impactan en el sentir de la población.

Con ello, Phoenix tiene los elementos necesarios para interpretar a un Joker real, un ser trágico golpeado por la realidad de su ciudad y por la familiar, alguien que ve en la aspiración hacia el mundo de la comedia y en su ideal de entablar relaciones afectivas los motores para tratar de salir adelante, a consciencia de sus condicionantes clínicas.

Con ese mundo y protagonista establecidos, Phillips ejecuta un thriller psicológico cuyos puntos débiles son sus momentos de obviedad (Fleck siendo golpeado en el suelo casi al inicio, por ejemplo) que le impiden tener esa profundidad y complejidad que cree tener, pero que aun así sobresale con facilidad de entre la vasta oferta de cintas repetitivas basadas en personajes de historieta.

La crudeza y la violencia son aspectos que brillan, pero nunca son gratuitos, pues están al servicio de lo que hace Phoenix con su personaje, quien refleja convincente y ejemplarmente en rostro y cuerpo cada emoción por la que atraviesa Fleck.

Así como ocurrió con Batman: El caballero de la noche en 2008 y Logan en 2017, Joker es una cinta que demuestra que a los personajes de cómic puede sacárseles del lugar común y colocárseles en relatos adultos y sobrios, una película tensa que toma riesgos y que, perteneciendo a una vertiente gastada, sentará precedente para el cine de esta naturaleza.

Calificación: 8.5/10
Joker
Año: 2019
País: Estados Unidos
Dirección: Todd Phillips
Guion: Todd Phillips y
Elenco: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz y Frances Conroy