La nave especial Hayabusa 2, que aterrizó en el asteroide Ryugu, es una sonda que llegó donde estaba el asteroide,  a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra, con la misión de llevar una minisonda a la superficie, recolectar muestras y traerlas a nuestro planeta para estudiarlas.

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La nave Hayabusa 2 llegó a la superficie del asteroide a eso de las 11:30 pm GMT el jueves pasado. Los datos de la nave mostraron cambios en su velocidad y dirección, indicando que la sonda había llegado a la superficie del asteroide, de acuerdo con las afirmaciones de JAXA – la Agencia Espacial Japonesa.

Hubo una transmisión en vivo desde el centro de control japonés de la misión, en donde lso científicos monitoreaban nerviosos los datos antes del aterrizaje y cuando éste se logró, hubo un gran aplauso por parte de todo el equipo de la misión.

La sonda ya en suelo del asteroide lanzó algunas llamaradas para obtener muestras del polvo de dicho cuerpo celeste. “Hicimos el aterrizaje ideal en las mejores condiciones”, informó personal de JAXA, indicando que “se han recibido datos que muestran que la sonda trabaja normalmente y está en buenas condiciones”.

La idea de lanzar esas llamas fue la de disparar una bala en el asteroide Ryugu para remover el material de la superficie, de manera que sea fácil de recolectar y poder mandarlo a la Tierra para su análisis. Se piensa que el asteroide contiene relativamente grandes cantidades de materia orgánica y agua, que podría tener unos 4.6 mil millones de años, que es el tiempo estimado desde la creación del sistema solar.

El procedimiento de recolección de muestras tomó menos tiempo de lo esperado y parece haberse logrado sin complicaciones, dijo el administrador de la misión, Makoto Yoshikawa. Se espera que el material recolectado dé nueva luz dentro de la ciencia planetaria.

El material recolectado, que pueden ser apenas unos gramos, se guardará en el Hayabusa 2, el cual llegará a la Tierra en el 2020 en el sitio de aterrizaje planeado: Woomera, Australia, después de un viaje de regreso de  4.5 mil millones de kilómetros.

El Hayabusa 2 llegó a Ryugu en junio del año pasado, después de 3.5 años de viaje para interceptarlo. Los controladores de la misión esperaban haber aterrizado en el asteroide en octubre del 2018, pero se halló que parte de la superficie contenía muchas rocas y se tuvo que buscar un área donde pudiese llegar a salvo.

El asteroide pertenece a una familia de rocas espaciales, las cuales se supone son los bloques que constituyeron el sistema solar. “Este es el material de desperdicio, el cascajo que dejó la creación del sistema solar en el que vivimos”, dijo John Bridges, un profesor de ciencia planetaria de la Universidad de Leicester. “La razón para estudiar este material es que viene a ser el que había en el año cero”.

Cabe decir que hay asteroides que han caído a la Tierra, pero cuando estos pasan por la atmósfera, se queman y se contaminan hasta llegar al piso. En el caso del material recolectado,  éste no tendría ninguna contaminación en ese sentido.