En el transcurso de miles de años, el hombre ha ido descubriendo las posibilidades que ofrecen las células, los ladrillos de los órganos.

Por ejemplo, tómese la piel de una rana junto con las células que forman el corazón de la misma y júntense ambas a ver qué producen.

Para esto ya se están haciendo simulaciones de células, las cuales se desarrollan en supercomputadoras para ver qué resultados factibles pueden darse.

Esto es como una programación genética que a la larga pudiese refinarse para hacer que ciertas células, combinadas con otras, den una especie de robot que haga una tarea particular.

El paso final sería entonces que un microcirujano tomara las células, las cortara y uniera.

Células en movimiento

El objetivo del diseño que se plantearon los investigadores de la Universidad de Vermont fue la de crear algo que se moviese «caminando». Los músculos del corazón, por ejemplo, tienen la tendencia de contraerse en ondas, lo que puede representar la acción de caminar.

El siguiente robot viviente tiene 0.7 mm de tamaño, unas 5 mil células y se mueve lentamente: el video se ha puesto a 4 veces la velocidad real.

Estos xenobots viven en agua fresca y no comen. Sobreviven gracias a la energía acumulada y mueren después de unos siete días. No se reproducen, pero se pueden reparar a sí mismos si resultan lastimados.

Son en términos reales un conjunto de células de rana, pero no son ranas. No son como los organismos naturales. Los últimos xenobots creados están diseñados para nadar, empujar o llevar cosas, y se sugiere que algún día podrían hacer algo más útil como por ejemplo, desbloquear una arteria.

Pero aparte de ser potencialmente útiles, estos robots biológicos podrían ser la manera de entender cómo es que las células se organizan.

Sabemos mucho del ADN y cómo su código crea proteínas diferentes, según sea el caso, pero no sabemos mucho sobre cómo las células se organizan y trabajan juntas. Ponerlas en un conjunto artificial podría ser el camino para explorar nuevas ideas.

Es posible usar un programa para experimentar y crear unos xenobots propios. Pero no olvidemos que esto no es más que una simulación, pues el hacer esta unión y entramado de células reales es un problema más complejo.