Antes de explicar a detalle lo que está pasando, es importante entender que la contaminación es las grandes ciudades se puede dar por una serie de factores:

• Lluvia ácida. La presencia de algunos contaminantes del aire puede acidificar el agua de lluvia, disminuyendo su valor de pH, es decir, su valor en la acidez del líquido.

• Monóxido de Carbono. Hablamos de un gas inodoro e incoloro, altamente tóxico, emitido principalmente durante la quema de combustibles o de cualquier material orgánico, cuando se realiza en una atmósfera con una cantidad de oxígeno limitada.

• Óxidos de Nitrógeno. Son compuestos formados por átomos de oxígeno y nitrógeno, emitidos por los escapes de los automóviles, chimeneas, estufas, etc. Se forman durante la combustión por la reacción del oxígeno con el nitrógeno presentes en el aire.


• Ozono. El ozono es un gas incoloro, con un olor irritante y muy reactivo. Es también una de las formas en las que se encuentra el oxígeno en la naturaleza, su molécula está formada por tres átomos de oxígeno (O3). Al nivel de la tropósfera se forma de la reacción entre los óxidos de nitrógeno emitidos durante la combustión de los hidrocarburos, por el uso de combustibles fósiles y por la vegetación, en presencia de la luz solar.

• BTEX. Es un acrónimo de los compuestos benceno, tolueno, etilbenceno y xileno que pertenecen a los compuestos orgánicos volátiles, y que a temperatura ambiente se encuentran en forma de gas o vapor en la atmósfera. Generalmente provienen de la evaporación de combustibles, la quema incompleta de sustancias orgánicas o del uso de solventes y pinturas.

• Dióxido de Azufre. El SO2 es un gas tóxico, incoloro con un característico olor irritante; se produce de la quema de sustancias que contienen azufre como los combustibles derivados del petróleo, el carbón y la madera. De manera natural es emitido por las emisiones volcánicas.

• Partículas suspendidas. Cualquier tipo de material sólido o líquido que se encuentra en suspensión en el aire ambiente. En la Ciudad de México una fracción importante se forma de reacciones químicas en la atmósfera contaminada. Su tamaño puede variar y entre las fuentes de emisión de este contaminante están las tolvaneras, los incendios, las emisiones de camiones y automóviles.

¿Cómo se mide la calidad del aire?

El Sistema de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México (SIMAT), pone a disposición de los ciudadanos, cada hora, el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), que indican, es una herramienta preventiva que sirve para conocer de forma sencilla, clara y oportuna, a través de una escala de valores y colores, los niveles de contaminación del aire y si estamos por encima del valor recomendado por las autoridades sanitarias para cuidar la salud.

El IMECA califica la calidad del aire con respecto a los contaminantes que se conocen como criterio: dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, ozono, partículas menores a 10 y a 2.5 micrómetros De acuerdo con el gobierno de la Ciudad de México, este tipo de índice no solo existe en México, en otros países se han diseñado mecanismos de comunicación de riesgos con escalas de valores y colores similares.

Detrás de los registros que se emplean para calcular el IMECA, existen infraestructura, tecnología, procedimientos basados en normas técnicas y normas de protección a la salud, auditorías internas y externas, desarrollo e investigación. El SIMAT difunde el IMECA del contaminante que representa mayor riesgo para tu salud dependiendo de la región donde vives.

Pero hay que reconocer que esta medida, el IMECA, tiene sus contras. El principal es que es la medida máximo valor de los contaminantes. Así, si hay -digamos- 140 puntos IMECA porque se disparó el Ozono, si las otras medidas de contaminantes están bajas no importa. Vamos, tomar la mayor medida de las que se miden no parece lo más razonable siempre y confunde un poco la gravedad de la situación.

¿Qué está pasando en la CDMX?

Foto: @Santiago_Arau

La Ciudad de México vive ahora una emergencia ambiental, la cual se has agravado por la falta de vientos y por incendios en zonas forestales, los cuales han tratado de explicarlos como reducción de los presupuestos para las zonas forestales (dixit Calderón) o bien, por aquellos que creen que es una conspiración de los fifís que han provocado muchos incendios para dejar mal parado al Presidente López Obrador.

Pero más allá de las razones atrás de los incendios, es evidente que la contaminación ha llegado a extremos peligrosos y la razón son esas partículas de 2.5 micrómetros, que vienen a ser como la centésima parte del grosor de un cabello humano.

Las partículas PM2.5 se forman en la atmósfera y es resultado de una serie de reacciones químicas. Estas sustancias, que están en general en estado sólido (aunque también pueden presentarse en estado líquido), surgen de diversos elementos y componentes como pueden ser el diesel, los productos de desechos de las fábricas, la quema de la madera o bien, de otras actividades humanas. Desde luego, el uso masivo del automóvil (se dice que hay unas 4 millones de unidades), hace más complicado el problema.

Hay también otras partículas, la PM10, que son pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera, y cuyo diámetro aerodinámico es menor que 10 µm (1 micrómetro corresponde la milésima parte de 1 milímetro).

Están formadas principalmente por compuestos inorgánicos como silicatos y aluminatos, metales pesados entre otros, y material orgánico asociado a partículas de carbono (hollín). Estas son menos peligrosas que las PM2.5 porque son difícilmente inhalables y el cuerpo las puede expulsar mediante el conocido procedimiento de la tos. Desde luego que el evento contaminante hay que evitarlo porque las partículas vienen mezcladas.

De acuerdo con el Gobierno citadino, la exposición a los contaminantes del aire está asociada al incremento de las enfermedades respiratorias con mayor frecuencia en la población susceptible (niños, adultos mayores, mujeres embarazadas y las personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares).

El Gobierno ha creado una escala numérica en donde se puede tener una idea del problema y qué actividades no hacer o reducir. En «Conoce tu número», el ciudadano puede ver qué tan grave es la contaminación de acuerdo al número planteado por las autoridades.

¿Pero qué hacer? Fácil: en la medida de lo posible no sacar el automóvil. Y sí, hay que reconocer que a los vehículos los han mencionado como el principal problema por el cual la contaminación se dispara, pero eso no es cierto realmente. Son una serie de factores, como en este caso los incendios forestales, los que han provocado que estemos en esta situación.