Hablar del noveno planeta de nuestro Sistema Solar es más complicado de lo que aparenta.

En 1930 se estableció que ese título le correspondía a Plutón, pero en la década de los 90 comenzó a cuestionarse ese estatus tras descubrirse otros cuerpos celestes de tamaño similar en el cinturón de Kuiper.

Luego, en 2006 la comunidad científica determinó oficialmente que un planeta es un cuerpo celeste que está en órbita alrededor del Sol, que tiene suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido -de manera que adquiera un equilibrio hidrostático- y que ha limpiado la vecindad de su órbita, razón por la que Plutón dejó de ser considerado como tal.

Pero el término “noveno planeta” no ha dejado de estar en discusión para los astrónomos, pues se tienen detectadas particularidades en la manera en que orbitan los objetos que están más distantes a la fuerza gravitacional del Sol, lo que ha provocado que haya sospechas a la existencia de un planeta más allá de Neptuno en nuestro Sistema Solar.

Este sospechado noveno planeta a veces es referido como Planeta X por los científicos, pero los astrónomos Jakub Scholtz de la Universidad de Durham y James Unwin de la Universidad de Illinois en Chicago tienen la teoría de que en realidad podría tratarse de un agujero negro primordial.

A diferencia de los agujeros negros, los agujeros negros primordiales solo yacen en la teoría y se dice que se formaron poco tiempo después del Big Bang y que no son resultado de colapso gravitacional estelar.

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Scholtz y Unwin sostienen que este agujero negro primordial podría tener un radio de apenas cinco centímetros, es decir, el de una bola de boliche, pero la densidad de una montaña, lo que explicaría por qué nuestros telescopios no pueden detectar que está provocando las órbitas anómalas de los objetos transneptunianos.