Las teorías de la conspiración siempre han existido. La razón de las mismas puede deberse a que hay explicaciones poco convincentes sobre algunos hechos o a que mucha información relevante queda restringida para el público.

Ejemplos son el asesinato de John F. Kennedy, en donde está la teoría del asesino solitario (que casi nadie cree), o la destrucción de las Torres Gemelas, en donde aparentemente el propio gobierno estadounidense habría sacrificado estos edificios para entrar en Medio Oriente

Una más, que ha cobrado relevancia estos días, es la del alunizaje que, a decir de los que creen en estas teorías, tiene muchas evidencias que no puede explicar la NASA.

¿Y sí se llegó a la Luna?

La creencia popular indica que los alunizajes se filmaron en la Tierra y todo esto quizás se catalizó después del estreno de la película «Capricornio 1» (1978), cuya trama narra cómo la NASA intentó falsificar un aterrizaje en Marte.

La falsificación se habría hecho con maquetas pero claro, era ciencia ficción que la gente retomó ante el alunizaje de la Apolo 11 en adelante.

Los lugares de los alunizajes de la misión Apolo

Algo que a los proponentes de las teorías de la conspiración les molesta es la indiferencia de las instituciones a aclarar sus argumentos.

La NASA ha mostrado una indiferencia generalizada, pero en el 2002 encargó al ingeniero espacial y escritor, James Oberg, la publicación de un libro en donde se refutan los argumentos conspiratorios.

Curiosamente, después la NASA se retractó por miedo a la mala publicidad. Oberg, sin embargo, decidió continuar por cuenta propia su investigación.

Una de las razones para armar un gigantesco montaje, sería el hecho de querer ganar la carrera espacial a los rusos.

Las teorías de conspiración

Teoría 1: Las fotos fueron «muy bien tomadas»

Los conspiradores indican que los astronautas tomaron miles de fotografías, todas ellas perfectamente expuestas y enfocadas.

Los rollos de repuesto no fueron afectados por la intensa radiación cósmica sobre la Luna, condición que debió haberlos dañado.

Además, lograron ajustar sus cámaras, cambiar los rollos y cambiar filtros con los trajes presurizados.

La respuesta a esto es: Muchas de las fotografías tienen defecto, están desenfocadas o veladas.

Las fotografías y los vídeos de los paseos lunares se pueden consultar en el Apollo Lunar Surface Journal.

Las cámaras fueron modificadas a pedido por el fabricante sueco Hasselblad, para que pudiesen afrontar las condiciones de vacío y radiación que tienen lugar en el espacio.

Por otra parte las cámaras llevaban rollos herméticos y al gastarse la película no eran cambiados como se argumenta.

Teoría 2: la ausencia de estrellas en las fotos

Yuri Gagarin dijo que las estrellas eran tremendamente brillantes. Sin embargo, las fotografías de la NASA no muestran estrellas en el cielo lunar.

Se alega que la razón por la que no aparecen estrellas en las fotos es porque los astrónomos calcularían sus posiciones y configuración y notarían algo incorrecto; por lo tanto, el montaje sin estrellas era más fácil de manejar.

La respuesta es: tampoco aparecen estrellas en las fotografías tomadas desde el transbordador espacial, la estación espacial Mir o la Estación Espacial Internacional.

La razón es que son demasiado débiles para ser captadas en una imagen fotográfica convencional.

Es necesario un tiempo de exposición mayor de 20 segundos, y el tiempo de exposición de las fotografías de las misiones Apolo era de una fracción de segundo.​

Teoría 3: las fotos muestran una roca marcada con la letra «C» mayúscula sobre otra «C» en el suelo.

La respuesta es curiosmente simple: en realidad, la «C» es un pelo introducido durante el revelado, como quedó demostrado en la ampliación de la imagen que realizó el Instituto Lunar y Planetario.​

La imagen que contiene la «C» no es la original; es una de las muchas copias de cada fotografía.

La «C» no aparece en ninguno de los originales de la fotografía; ni tampoco en ninguna de las copias de la fotografía anterior, tomada con unos segundos de diferencia, y que muestra la misma roca.

Una copia de la imagen as11-40-5961 muestra incluso cuatro pelos.

La famosa roca con la «C» impresa

A favor de las teorías de conspiración

Hay una buena lista de personajes que han propuesto que todo fue un montaje:

  • Bill Kaysing: antiguo empleado del Departamento de Publicaciones de Rocketdyne​ (empresa contratista de la NASA).
    Aunque era licenciado en literatura inglesa y no tenía formación técnica, publicó en junio de 1976​ el libro «Nunca fuimos a la Luna», que lo convirtió en el padre de la hipótesis del fraude lunar.
  • David Percy: experto en fotografía y audiovisuales. Autor del documental «¿Qué sucedió en la Luna?», sostiene que los errores en las fotografías lunares son tan obvios que él cree que fueron hechos a propósito por personal interno de la NASA.
  • Ralph Rene: inventor autodidacta y editor. Autor del libro «NASA Mooned America» (1992).
  • Bart Sibrel: periodista y director de cinematografía. Autor del documental «Algo extraño sucedió en el viaje a la Luna». Afirma que ninguno de los viajes tripulados a la Luna tuvo lugar.
  • Richard Hoagland: ufólogo. Sostiene que los astronautas encontraron extraterrestres en la Luna y la NASA decidió ocultarlo trucando las fotografías. Escribió «Who mourns for Apollo?» [¿Quién se duele por el Apolo?] donde escribe en defensa de la veracidad de las misiones Apolo, contradiciendo las denuncias de David Percy.
  • Jack White: fotógrafo profesional. Denunciante de aparentes irregularidades en las fotografías tomadas en el satélite. Analiza múltiples fotografías de los vuelos Apolo en su publicación comparándolas entre ellas y mostrando coincidencias que según él prueban que aún siendo ciertos los alunizajes, las imágenes mostradas no proceden de la Luna.

Las pruebas de que sí llegaron

La supuesta llegada falsa a la Luna se rebatió en el año 2000, cuando la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter, que mapea nuestro satélite natural, tomó fotografías de alta resolución en los lugares donde llegaron los módulos lunares de las misiones Apolo.

Pueden verse los restos de esas misiones y hasta las huellas dejadas por los mismos. Hasta las banderas clavadas en suelo lunar seguían en pie a pesar de haber pasado tantos años.

También dejaron material científico y retrorreflectores sobre la superficie lunar, que eran parte de los experimentos para medir con un rayo laser la distancia entre la Tierra y la Luna.

¿Cómo se pueden falsificar dispositivos que siguen estando en la superficie de la Luna?

Esto último no parece ser argumento para quienes apoyan las teorías de conspiración, pues consideran que esos retrorreflectores se dejaron por naves no tripulada.

Para justificarlo, los conspiranoicos citan lo acontencido con la misión rusa Lunojod, que dejó un espejo francés sobre la superficie lunar.

Así, parece que a muchas de las explicaciones racionales, las teorías conspiratorias siempre hallarán una contrarrespuesta.

Sobre las rocas traídas de la Luna, que suman unos 382 kgs y que han sido estudiadas por geólogos de decenas de instituciones académicas, se indica que muchas de las rocas tienen una geología que no se puede encontrar en la Tierra.

Las rocas de la Luna no tiene agua y su superficie sufrió el ataque de micrometeoritos a lo largo de millones de años. Además, las rocas conseguidas por las sondas rusas (no tripuladas), son muy similares a las que trajeron los astronautas de las misiones Apolo.

NVidia demuestra los errores de los conspiratorios

Si alguien duda que se llegó a la Luna en 1969, debe saber que mantener el secreto de un montaje en la Tierra es literalmente imposible.

De hecho, por una parte, el proyecto Apolo contrató a un enorme número de empresas para el desarrollo de la misión y entonces eso hubiese sido equivalente a engañar a miles de científicos y técnicos.

Pero más allá de eso, un secreto de esta naturaleza sería imposible de ocultar. Un ejemplo es la conferencia de Postdam, en donde Churchill, Stalin y Truman, se reunieron para decidir cómo administrarían Alemania, que se había rendido incondicionalmente nueve semanas antes.

Ahí Stalin le dijo al presidente estadounidense que sabían que los norteamericanos tenían una muy poderosa arma nuclear (con la que sellaron la rendición del Japón prácticamente un par de días después de esta conferencia).

Y esta información era ultra-secreta. ¿Cómo se pudieron enterar los soviéticos? Fácil: esos secretos no pueden guardarse sobre todo cuando hay tanta gente involucrada.

Los argumentos de la conspiración

En contra de las teorías de conspiración

Desde luego hay toda una plana de personajes importantes, que rechazan las teorías presentadas por los mencionados fotógrafos y autores de libros. Por ejemplo:

  • Todos los astronautas de las misiones Apolo (que alunizaron) han corroborado que estuvieron en su superficie con sus testimonios, en múltiples entrevistas y conferencias, siendo el más activo Edwin Aldrin.
  • Phil Plait: astrofísico y divulgador científico. Mantiene la página web Bad Astronomy, dedicada a rebatir creencias pseudocientíficas sobre astronomía y ciencia en general.
  • James Oberg (del que ya hablamos): ingeniero, escritor y experto en historia espacial (sobre todo en el programa espacial de la URSS).
  • Harald Lesch: físico, profesor de la Universidad Sternwarte de Múnich y presentador del programa de divulgación científica Alfa Centauro, donde ha realizado explicaciones físicas al respecto.
  • James V. Scotti: astrónomo estadounidense.
  • Jay Windley: ingeniero aeroespacial, quien ha participado en documentales como «The Truth Behind the Moon Landings», además de disponer una página web, «Clavius Moon Base» donde se rebaten los argumentos conspiradores.
  • Miembros de agencias espaciales y organizaciones científicas ajenas a la NASA, como Prakash Chauhan, de la Organización de Investigación Espacial India (ISRO), quien ha afirmado comprobar mediante observaciones independientes (de la sonda Chandrayaan 1) los restos de los alunizajes.

Un sinfín de argumentos conspiratorios han sido rebatidos, pero hay algo que se nos olvida: los astronautas se jugaron la vida por la humanidad, por cumplir este increíble sueño de llegar a la Luna. Insistir en esta farsa de la conspiración es insultar a estos valientes que merecen todo nuestro respeto.