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Las abejas son más inteligentes de lo que pensábamos

Uno de los insectos a los que les debemos gran parte de la comida que llevamos a la mesa, así como que en primavera crezcan...

Uno de los insectos a los que les debemos gran parte de la comida que llevamos a la mesa, así como que en primavera crezcan las flores y los frutos en los árboles, son las abejas. Estos pequeños insectos son, generalmente, ahuyentados y en ocasiones sacrificadas por las personas debido a que cuando quieren un poco de azúcar se acercan a refrescos o comida que estamos consumiendo en ese momento, no obstante las abejas forma parte esencial del ciclo de vida de todos los seres vivos.

Algo que pocas personas sabemos es que las abejas pueden ser “entrenadas” o acondicionadas ante ciertas conductas. En la Universidad Queen Mary de Londres, el biólogo Olli J. Loukola ha logrado enseñar a las abejas a realizar ciertas tareas a cambio de un pequeño premio de agua azucarada, como si de un perro se tratara.

El experimento consistió en enseñar a las abejas a transportar una pequeña pelotita de un lugar a otro para recibir su recompensa. Loukola comenzó mostrándoles a las abejas como transportar la pequeña pelota con una abeja de plástico y un pequeño tubo o con un pequeño imán por la parte inferior del tablero donde estaba la abeja.

Al cabo de cinco días, la abejas comenzaron a transportar por sí mismas las pelotitas hasta el centro que estaba indicado por Loukola. Una vez que llegaba la abeja junto con la pelotita al lugar indicado recibían una pequeña porción de agua azucarada. Pero la historia no termina ahí, la abejas que habían sido entrenada fueron capaces de -a su vez- entrenar a otras abejas para que realizaran la misma tarea.

Este tipo de comportamiento se han visto en un número reducido de animales, como por ejemplo el primates, octópodos, nutrias, marsopas o los delfines. Este ha sido un gran descubrimiento debido a que no se sabía que el potencial de aprendizaje de las abejas era tan alto. No cabe duda que la naturaleza jamás dejará de sorprendernos.

Referencia: ArsTechnica, Science

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