La física moderna no la hacen unos cuantos físicos, muchas instituciones ponen a sus mejores mentes a tratar de dilucidar los secretos de la Naturaleza.

Murray Gell-Mann, físico de profesión, ganador del premio Nobel por el descubrimiento y clasificación de las partículas subatómicas, murió a los 89 años, el viernes 24 de mayo del 2019, en su casa en Santa Fe, Nuevo México.

Su fallecimiento fue confirmado por CalTech, el Instituto de Tecnología de California, en donde el laureado enseñó por décadas. No se dijo la causa de su muerte.

Sus aportaciones

Gell-Mann transformó la física al crear un método para ordenar las partículas sub-atómicas en grupos simples de ocho, basados en su carga eléctrica, espín y otras características.

Él le llamó a su método «la forma del doblez en ocho», inspirado en la trayectoria de los ocho dobleces hacia la iluminación de los budistas.

Más tarde, Gell-Mann desarrolló la teoría que identificó a los quarks, estos componentes indivisibles de la materia, hechos de protones, neutrones y otras partículas.

Los experimentos confirmaron la existencia de los quarks y estos objetos forman ahora la base para nuestro entendimiento del universo, como indicó CalTech en un comunicado.

«Sería difícil sobreestimar el grado con el que Murray dominó la física teórica de las partículas durando los años 1950s y 1960s. Contribuyó con muchas ideas, muchas de ellas muy profundas, que delinearon la trayectoria del campo, mucho del cual es relevante incluso hoy mismo», comentó John Preskill, profesor de Física Teórica en CalTech de la cátedra Richard P. Feynman.

Múltiples reconocimientos

En 1969, Gell-Mann recibió el Nobel de física por sus contribuciones y descubrimientos concernientes a la clasificación de las partículas elementales y sus interacciones.

Nacido en Nueva York, Gell-Mann recibió el grado de físico por la Universidad de Yale en 1948 y su doctorado del MIT (Massachusetts Institute of Technology) en 1951.

En sus últimos años, Gell-Mann tuvo interés en el tema de la complejidad en disciplinas como biología, ecología, sociología y ciencias de la computación.

Fue así como co-fundó el Instituto Santa Fe con la ferviente idea de reunir una amplia gama de científicos para que trabajaran en la resolución de problemas que son aparentemente insolubles. También fue el autor del libro de 1994: «El Quark y el Jaguar», en donde presenta sus ideas al público en general.