La directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, dijo esta semana que se iniciará el reclutamiento de voluntarios para las pruebas en humanos de la vacuna mexicana contra el COVID-19.

El proyecto de esta vacuna fue el resultado de la colaboración articulada por el Conacyt, según publicó el organismo en un comunicado, con el laboratorio farmacéutico veterinario Avimex. El desarrollo de la tecnología de la vacuna fue hecho por la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai; Mount Sinai es un sistema de salud que incluye diversas escuelas de investigación en ocho hospitales ubicados en Nueva York.

Esta es la efectividad de las vacunas contra COVID-19

Susana López Charretón, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y del El Colegio Nacional, dijo que la Escuela de Medicina Icahn licenció la tecnología a México con la colaboración de Avimex, ya que el laboratorio puede crecer y preparar la vacuna, además de que tiene tiempo trabajando con investigadores de la escuela. La misma tecnología está licenciada también en Brasil, Tailandia y Vietnam, dijo la científica en una entrevista publicada por El Heraldo.

El desarrollo de la vacuna —bautizada por el Gobierno de México como Patria y cuyo nombre técnico es NDV-HXP-S— ya pasó con éxito las pruebas preclínicas en animales y este mismo mes iniciará las pruebas clínicas en seres humanos. Según el comunicado de Conacyt, la Cofepris ya certificó la seguridad sanitaria de la planta de producción de Avimex, los primeros lotes de vacunas y el diseño de la fase clínica 1. En caso de que la vacuna supere con éxito las pruebas en humanos de fase 1, 2 y 3, la vacuna podría estar lista para uso de emergencia a finales de este mismo año.

La gran promesa de esta vacuna, según Álvarez-Buylla, es que será mucho más barata que otras vacunas —la funcionaria dijo en la conferencia de prensa que la vacuna sería “855%” más barata, aunque López Charretón explicó que se refería a que será unas ocho veces más barata—, pero lo más llamativo, quizá, sea la innovación tecnológica de esta vacuna.

Nueva tecnología de vacunación

La vacuna NDV-HXP-S es la primera que llega a los ensayos clínicos con un nuevo diseño molecular y se espera que genere anticuerpos más poderosos de los que produce la actual generación de vacunas, además de que sería mucho más fácil de producir.

Según un artículo publicado por el diario The New York Times, mientras que las vacunas actuales —como la de Pfizer o la de Johnson & Johnson— en fábricas especiales como ingredientes difíciles de conseguir, esta nueva vacuna se puede producir en masa usando huevos de gallina, mismo método con el que se producen millones de vacunas contra la influenza cada año en fábricas de todo el mundo. Esta capacidad de producción masiva podría cambiar la manera de enfrentar a la pandemia, acelerar los procesos y acercar a la humanidad a realmente superar esta crisis sanitaria.

En caso de que se superen todas las pruebas clínicas, la vacuna NDV-HXP-S se podría fabricar en los mismos sitios donde se hace la vacuna contra la influenza y se podrían producir más de 1,000 millones de dosis al año, según cifras del diario estadounidense. Esto facilita que países de más bajos recursos que ahora batallan para conseguir las vacunas actuales, puedan fabricar sus propias vacunas o adquirirlas de manera más sencilla y barata.

La tecnología de Icahn está basada en el virus recombinante de la enfermedad de Newcastle (rNDV, como se conoce por sus siglas en inglés) y una proteína HexaPro SARS-CoV-2, desarrollada por la Universidad de Texas en Austin. Otras versiones de la vacuna en Brasil, Tailandia y Vietnam también empezarán sus pruebas clínicas; estas vacunas tienen la misma composición molecular y son desarrolladas por la institución estadounidense con socios de investigación en cada uno de esos países.

Sin embargo, la versión de Avimex es la única que se prueba con un virus activo, dijo una vocera de la compañía, además de que también será la única que se pruebe como un aerosol intranasal y como inyección.

El esfuerzo, además, es conjunto en México. Por su parte, el Conacyt otorgó 135 millones de pesos en financiamiento, mientras que la Secretaría de Relaciones Exteriores aportó otros 15 millones de pesos, según dijo Avimex, que está encargada del desarrollo. Asimismo, el laboratorio cuenta con la colaboración del IMSS, con quien ya ha trabajado previamente —realizando una fase clínica exitosa de la vacuna contra la influenza AH1N1 en 2009—. La UNAM también se ha sumado al esfuerzo, junto con el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).