Un equipo de investigadores del Technion, en la Universidad de Haifa, ha desarrollado un nuevo enfoque a los algoritmos de visión por computadora, en busca de resolver algunos acertijos arqueológicos. En su artículo, pre-publicado en ArXiv, introducen un algoritmo general que puede re-armar, automáticamente, fragmentos de artefactos arqueológicos.

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De acuerdo con el grupo de investigación, este ha sido un problema no resuelto por muchos años y hay numerosas aplicaciones en diversas áreas como pueden ser documentos destruidos por máquinas, edición de imágenes, biología y arqueología.

El primer intento reconocido para resolver este tipo de problemas data de 1964, y podía resolver el acertijo de nueve piezas. Hoy, los algoritmos modernos están diseñados para trabajar con imágenes naturales, haciendo comparación de colores, de formas o una combinación de ambas técnicas.

Pero los investigadores en el Technion decidieron enfocarse en los acertijos arqueológicos en donde muchos de ellos son objetos en estado fragmentado o muy pobre. Los arqueólogos entonces buscar re-armar manualmente los  fragmentos buscando así examinar mejor los objetos hallados. Las herramientas de visión por computadora podrían simplificar mucho este arduo proceso.

«Nos concentramos en la arqueología no solamente por4 la herencia cultural, sino porque expone los límite de nuestras técnicas en visión por computadora», explican los investigadores en su artículo. «Los artefactos arqueológicos ‘no se portan bien’ o ‘están limpios’. Al contrario, están rotos, erosionados, con ruido, lo que hace en última instancia el reto de poder analizar re-ensamblando las partes de los objetos en cuestión y esto es un área de aplicación muy interesante en las cuestiones arqueológicas».

Los investigadores desarrollaron un enfoque que da tres diferencias mayores entre las piezas analizadas, las cuales se asocian con abrasión, color desvanecido y continuidad. En los artefactos arqueológicos, la abrasión crear frecuentemente agujeros entre las piezas, haciendo más difícil saber qué fragmentos adyacentes son los que hay que poner. El desvanecimiento de color resulta en bordes espurios, los cuales se requieren distinguirse de los bordes reales y de los gradientes.

La propuesta del nuevo algoritmo maneja muchas de las dificultades mencionadas. Los investigadores validaron sus resultados tomando ejemplos del Museo Británico y de frescos que se encuentran en iglesias alrededor del mundo. Encontraron que su técnica se desempeña muy bien en la mayoría de los casos.