El famoso astrónomo Carl Sagan fue uno de los mayores divulgadores de la ciencia del siglo XX. Y ahora a 17 años de su muerte, sigue haciéndose presente gracias a su hija Sasha Sagan quién compartió un ensayo donde relata parte de las enseñanzas de su vida basándose en su visión del mundo científico.

El ensayo fue publicado el día de ayer en la revista NY Mag y es llamado “Lecciones de la inmortalidad y de la Mortalidad de mi padre, Carl Sagan«. Y en él relata cómo su padre le respondió tras preguntarle de si alguna vez volvería a ver a sus padres después de su muerte.

Aquí un fragmento:

… él dijo que no había nada que le gustaría más en el mundo que ver a su madre y su padre de nuevo, pero que en esto no había ninguna razón, pues no existían pruebas para apoyar la idea de una vida futura, por lo que no podía ceder a la tentación.

¿Por qué? Pregunte.

Entonces me dijo, con mucha ternura, que puede ser peligroso creer cosas sólo porque nosotros quisiéramos que fueran verdad. Ya que podemos conseguir engañarnos si no nos cuestionamos a sí mismos y a otros, especialmente a las personas en una posición de autoridad. Me dijo que todo lo que es verdaderamente real puede resistir el escrutinio.

Por lo que puedo recordar, esta es la primera vez que empecé a comprender la permanencia de la muerte virando en una especie de mini crisis existencial, donde mi padre me consolaba sin desviarse de su visión del mundo científico.

Estamos vivos en este mismo segundo. Eso es una cosa increíble si tenemos en cuenta el número casi infinito de bifurcaciones en el camino que conduce a una sola persona a nacer. Debes estar agradecida de que estás en este mismo segundo. Piensa en el enorme número de posibles universos alternativos que hubieran sucedido, por ejemplo, si tus tátara tátara abuelos nunca se hubieran encontrado. Por otra parte, tienes el placer de vivir en un planeta en el que ha evolucionado a respirar aire, beber el agua, y me encanta el calor de la estrella más cercana. Estás conectada con las generaciones a través del ADN y, aún más atrás, con el universo, porque cada célula de tu cuerpo fue cocinada en los corazones de las estrellas.

Nos vamos a morir, y eso nos convierte los afortunados. Somos polvo de estrellas, mi papá dijo la famosa frase, y él me hizo sentir de que manera.

De esta forma mi padre me enseño que a pesar de que la vida no es para siempre, estar vivo es algo profundamente hermoso para el cual cada uno de nosotros debe sentirse profundamente agradecido.

Referencia: NYMag