Culpar a los videojuegos por los actos de violencia que ocurren en el mundo es una postura que durante décadas ha salido a relucir siempre que se presenta un evento de esta naturaleza.

Pero fue tras la Masacre de Columbine que la satanización de los videojuegos recrudeció, pues trascendió que los perpetradores, Eric Harris y Dylan Klebold, eran ávidos jugadores de DOOM, el juego que moldeó el first person shooter moderno.

Políticos y asociaciones de padres de familia han intentado en innumerables ocasiones golpear a la industria del videojuego, bajo el argumento de que es responsable de gestar conductas violentas en los jóvenes.

Y aunque pareciera que es una problemática inherente a otros tiempos, lo cierto es que personalidades como Donald Trump siguen culpando a los videojuegos por los episodios violentos que se suscitan en nuestra sociedad.

Ahora, para dar más claridad al respecto, la Asociación Estadunidense de Psicología, o APA por sus siglas en inglés, reafirmó que no hay suficiente evidencia científica para concluir que hay un nexo en los videojuegos violentos y el comportamiento violento.

Esta ratificación fue a propósito de que el Consejo de Representantes de la APA creó una comisión para revisar una resolución de 2015 que ha sido citada por diversas personalidades de la política y los medios para sostener que los videojuegos violentos podrían ser la causa incluso de los tiroteos masivos.

La violencia es un problema social complejo que deriva de muchos factores que requieren la atención de investigadores, políticos y el público”, concluyó la presidenta de la APA Sandra L. Shullman.

“Atribuir la violencia a los videojuegos no es científicamente coherente, además de que quita la atención de otros factores, como la historia de la violencia, que sabemos, a partir de nuestras investigaciones, juega un papel importante para predecir violencia futura”, añadió.

De esta manera, la resolución de 2015 fue actualizada con esta nueva conclusión.