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Reseña: Splatoon

Splatoon es controversial. No solo por ser la primera propiedad intelectual original de Nintendo en un buen rato, sino porque también es la primera incursión...

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Splatoon es controversial. No solo por ser la primera propiedad intelectual original de Nintendo en un buen rato, sino porque también es la primera incursión de la compañía en el mundo de los shooters en línea, un terreno actualmente dominado por Xbox y PlayStation. Sin embargo, como es habitual con todo lo relacionado con Nintendo, en Splatoon la compañía apuesta por decisiones que tal vez ninguna otra editora de videojuegos se habría arriesgado a hacer, y, como toda apuesta, a veces ganan mucho, y en otras ocasiones, lo pierden todo.

A grandes rasgos, Splatoon es un título orientado a un multijugador por equipos en el que aquella cuarteta que cubra con pintura mayor área de un mapa simétrico, gana. Claro, también existe una porción de un jugador en la que buscan entretenerte y transmitirte estrategias de juego a través del rescate de pececillos –o al menos eso parecen– y el combate contra jefes con tentáculos a los que superas con la clásica fórmula uno-dos-tres golpes. Aún si el diseño de personajes es llamativo y las batallas contra los jefes antes mencionados son divertidas, esta modalidad no deja de ser un simple entremés similar al juego estilo Doodle Jump que aparece en la pantalla de tu GamePad mientras esperas a que comience tu partida multijugador. Y es justo el multijugador donde Nintendo apostó todas sus fichas.

La primera y probablemente la más sonada de todas estas apuestas fue la desaparición del chat de voz. La ausencia de voces podría parecer el pecado más grande para un jugador de Call of Duty, por mencionar uno, y, a pesar de todo, termina aportando más que lo que quita. Aporta en el sentido en que Splatoon se convierte en un juego para cualquiera y en donde no hay que silenciar a jugadores molestos, desinhibidos o simplemente ofensivos. Tal vez no puedas decirle a tu compañero que están a punto de apachurrarlo con un rodillo de pintura, pero tampoco puede ofenderte directamente por no conocer los puntos estratégicos de un mapa (seguro lo hace, pero tú nunca lo oyes). El juego pierde unos pocos puntos de estrategia, pero gana la participación de todos aquellos que, ya sea por edad o por simple desinterés, no están preparados para el muy verbal mundo de los shooters en línea. Sin duda, un acierto en nuestra lista.

Al término de cada partida multijugador obtienes puntos de experiencia y monedas. La experiencia sirve para subir de nivel, mientras que el dinero sirve para comprar equipo. Una vez que alcanzas el nivel 4, puedes ir con todas tus monedas a una tienda en la que podrás comprar nuevas armas y ropa, que es el equivalente a los modificadores de estadísticas de cualquier shooter. ¿Quieres un mayor tanque de tinta? Hay playeras para eso. ¿Mayor velocidad? Hay zapatos tenis para eso. ¿No estás convencido con tu arma? Prueba con el rodillo (para cubrir grandes áreas, aunque sacrificas los disparos) o con alguna otra de las variantes de armas. Sin embargo, los desarrolladores decidieron que todas estas modificaciones de equipo únicamente podían hacerse en un menú independiente del multijugador, así que olvídate de cambiar al rodillo en plena partida para cubrir las deficiencias de tu equipo, o de agregar algún modificador en lo que empieza tu nueva partida; tendrás que salir del lobby, hacer el cambio y buscar un encuentro a punto de comenzar, lo cual suena innecesario y se siente aún peor.

Sin embargo, la otra apuesta y el más grande fracaso de Splatoon es que luce incompleto. Además de la modalidad que arriba describimos –Turf War, se llama–, existe Splat Zone, una especie de modalidad rey de la colina, que se desbloquea en partidas clasificadas, luego de superar el nivel 10 (y que nunca pudimos probar), así como Battle Dojo, un 1v1 offline contrarreloj. Sin embargo, fuera de eso, no hay variantes, no hay sorpresas, no hay nada más. Y lo peor está en los mapas: actualmente hay cinco. Cinco mapas en un juego cuyo mayor atractivo está en pelear en mapas. Claro, con cinco mapas, después de un rato de reciclarlos una y otra vez, es inevitable no pensar en Call of Duty. O en cualquier otra cosa.

Desde luego que Nintendo ya avisó que Splatoon tendrá actualizaciones constantes y por montón. Habrá nuevos mapas, nuevos modos y nueva diversión… en algún momento, posiblemente en agosto. Suenan divertidas las promesas y suenan a que harán del Splatoon del futuro un juego más divertido que el Splatoon actual pero, de cualquier manera, suenan también a que la más grande apuesta de Nintendo fue a sacar un juego incompleto con la esperanza de que nadie se diera cuenta de ese defecto si lo cubrían con una capa de pintura llena de diseños llamativos y buenas ideas. Tal vez por unas semanas, Nintendo, pero… ¿agosto? Es demasiado tiempo.

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