Tal como ocurre con todas las ramas de la ciencia, el deporte, las artes y el entretenimiento, los videojuegos cuentan con su propio Salón Internacional de la Fama.

Abrió apenas en 2015 y está ubicado al interior del Museo Nacional del Juego Strong, en Rochester, Nueva York.

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Para que un título sea inducido al Salón Internacional de la Fama de los Videojuegos, necesita cumplir con cuatro puntos:

  • Estatus de ícono, es decir, que sea ampliamente reconocido y recordado.
  • Que sea longevo, es decir, que goce de popularidad a través del tiempo.
  • Alcance geográfico, es decir, que cumpla con los dos puntos anteriores más allá de cualquier límite internacional.
  • Que sea influyente, es decir, que tenga influencia en el diseño y desarrollo de otros juegos, en otras formas de entretenimiento o en la cultura popular y sociedad en general.

En este entendido, es natural que al Salón hayan sido inducidos juegos como Pac-Man, Super Mario Bros. y Tetris, pues las razones son más que evidentes.

Pero hay otros títulos que nos alegra ver figurando en el salón, ya que no es el perfil de juegos que normalmente se selecciona para este tipo de situaciones. Hablamos de títulos como:

1. World of Warcraft (2004)

El juego culpable de que legiones de personas se olvidaran de la vida real por preferir la virtual, y pertenece a la clase de 2015.

2. Grand Theft Auto III (2001)

Fue el título con el que la saga dio un salto cuántico hacia posibilidades que en ese entonces parecían infinitas, y pertenece a la clase de 2016.

3. Super Mario Kart (1992)

Dicen que las amistades se rompen por culpa de los Mario Kart, y el primer título de esta franquicia pertenece a la clase de 2019.

4. Doom (1993)

No fue el primer first person shooter, pero sí fue el que sentó las bases modernas del género; es un coctel de badassería pura que pertenece a la clase de 2015.

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5. Mortal Kombat (1992)

En un mundo en el que los juegos de pelea estaban dominados por Street Fighter, Mortal Kombat llegó para asombrar con gráficos digitalizados, una atmósfera de fantasía y horror, y desmembramientos y galones de sangre que provocaron la institucionalización de un sistema de clasificación por edades.