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Conoce a los 10 asesinos seriales más tétricos de México (Parte 1)

Un recuento de los asesinos seriales que marcaron época por despiadados, por su modus operandi y por su violenta identidad. Esta es la primera parte.

A veces se nos olvida, pero en nuestro han “florecido” algunos de los casos más lúgubres y sórdidos de asesinos seriales que se puedan recordar. Lo cierto es que aunque el término se vincula más con las películas de Hollywood, es mucho más cercano de los que esperamos, y para comprobarlo, Chilango hizo un recuento de 10 de los criminales más sanguinario que se recuerdan en nuestro país. Así que decidimos mostrárselos para que haga la piel de gallina.

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“La Mataviejitas” (2008)

Hubo un tiempo en que fue luchadora profesional, pero a Juana Barraza se le recuerda más por el asesinato de 18 ancianas, crímenes por los que alcanzó una pena de 759 años de prisión.

La investigación de las autoridades reveló un dato curioso: en algunas de las casas en las que cometió sus crímenes había una copia de El niño del chaleco rojo, una pintura de Paul Cézanne, informó El País.

De acuerdo con algunos estudios sobre el caso, un pasado traumático y doloroso detonó los homicidios de “La Mataviejitas”. El primero de esos traumas ocurrió cuando Juana era niña y fue abusada sexualmente por tres hombres, acto que su madre permitió. Además, 24 años después, su primer hijo fue asesinado por un grupo de delincuentes.

El caso cobró tanta notoriedad que fue analizado por Feggy Ostrosky, del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la UNAM, quien señala que los asesinos seriales matan algo de ellos mismos al cometer el crimen, por lo que Juana escogió aniquilar a su mamá.

“El Chalequero” (1880-1888)

Francisco Guerrero Pérez mató a un promedio de 20 personas. La brutalidad de sus crímenes confundió a los investigadores, quienes creyeron que se trataba de una persona de baja condición social, según refiere el primer tomo de El libro rojo, antología de crónica criminal mexicana.

Hay varias teorías sobre su apodo, pero es probable que fuera bautizado como “El Chalequero” debido a que vestía como los catrines de la época.

Responsable del asesinato de varias trabajadoras sexuales, ”El Chalequero” fue comparado con Jack “el Destripador”. Esto lo subraya el escritor Bernardo Esquinca, cuya novela Carne de ataúd lleva a la ficción algunos aspectos de este caso.

Guerrero Pérez entró a prisión en 1888, pero 16 años después fue liberado por error. Tiempo después cometió su último crimen, el asesinato de una anciana, por lo que volvió a ser recluido.

“El estrangulador de Tacuba” (1942)

Gregorio Cárdenas, también conocido como “El estrangulador de Tacuba”, se convirtió en uno de los asesinos seriales mexicanos más reconocidos por su peculiar perfil: estudiante de Química, con un coeficiente intelectual alto, responsable de ahorcar a una de sus compañeras y de los asesinatos de tres trabajadoras sexuales. Los crímenes sucedieron en agosto y septiembre de 1942.

Cárdenas fue encerrado en Lecumberri, donde estudió Psiquiatría y Derecho. En su época se le consideró como un caso ejemplar de buena conducta y readaptación social, según refiere El Universal.

“La Narcosatánica” (1989)

Uno de los casos más sonados durante los 80 fue el de Sara Aldrete, quien en ese entonces estudiaba Antropología. Su condena fue de 645 años en prisión; los cargos imputados refieren a un grupo de narcotraficantes que asesinaba gente y después utilizaba la sangre y los cuerpos en rituales, de acuerdo con un artículo de El País.

Cuando fue atrapada, Sara tenía 28 años. Su captura se debió a que la policía encontró droga y restos humanos en el automóvil de David Serna, uno de los miembros de la banda a la que pertenecía “La Narcosatánica”. Desde ese momento, las autoridades empezaron a seguir las pistas que conducirían hacia los demás miembros del grupo y desembocarían en un tiroteo en el que sólo sobreviviría una persona: Aldrete.

“El Caníbal de la Guerrero” (2007)

Este es otro de los asesinos seriales mexicanos más reconocidos. José Luis Calva Zepeda era conocido como “el poeta caníbal” o como “el caníbal de la Guerrero”.

El caso se dio a conocer después de la desaparición de Alejandra Galeana, cuyos restos aparecieron en casa del “poeta caníbal”, quien reconoció que había cocinado el cuerpo de su pareja.

Tres meses después de su captura, “el caníbal de la Guerrero” falleció en la celda en la que estaba recluido. Las declaraciones de otros internos señalan que se suicidó, aunque el cuerpo tenía signos de tortura, lo cual fue referido por la hermana de Calva en un texto publicado en Excelsior.

Este domingo 2 de septiembre no te pierdas la segunda entrega con más historias sobre asesinos seriales mexicanos.

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