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Volar a la velocidad del sonido… ¿Seguirán los planes sin resultados?

Hace 50 años se inició el sueño de hacer aviones comerciales que volasen a la velocidad del sonido. Todo terminó por la aparente inviabilidad económica de la idea. Hoy parecen quererla revivir.

Blake Scholl es un ex-trabajador de Amazon, quien co-fundó Boom Supersonic, que busca restaurar la idea del jet Concorde, el cual, podía volar más rápido que el sonido, y que eventualmente se mostró poco viable comercialmente, amén de un desastroso accidente que terminó por sepultar el proyecto.

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Boom Supersonic está respaldado por Richard Branson y Japan Airlines, así como otros jugadores involucrados en la aviación comercial. La compañía busca fabricar un prototipo de un nuevo jet supersónico para el siguiente año, pero sus planes han sido visto con mucho escepticismo. De acuerdo a Scholl: “La historia del Concorde es la de un viaje que empezó pero que no se completó – y nosotros queremos hacer esto“. Y agregó: “Hoy… el mundo está más ligado que nunca y nunca antes ha habido esta necesidad de mejorar la conexión humana”. Scholl mencionó que su empresa está inspirada en los logros de hace 50 años, lo cual dijo en una conferencia frente al Concorde de British Airways, quien hizo su primer vuelo en 1969.

La nave que planean construir, Baby Boom, se espera que pueda iniciar vuelos de prueba el siguiente año. “Si no podemos continuar a partir de donde nos quedamos, y construir algo al respecto, entonces la culpa y vergüenza es para nosotros”, añadió Scholl, en una plática en donde hubo algunos de los pilotos que volaron en su momento el Concorde. “Nuestra misión es construir un avión más rápido y que sea accesible a más y más personas, para todo aquel que vuele”, comentó Scholl.

Boom Supersonic está haciendo su debut y espera producir los jets de nueva generación para mediados del 2020 o quizás más tarde. La nave propuesta tendría un rango máximo de 8,334 kilómetros a una velocidad de Mach 2.2 (es decir, 2.2 veces la velocidad del sonido en el aire), lo que equivale a 2,335 kms/hora. De cumplirse el sueño de Scholl, sería la primera nave supersónica después del último vuelo del Concorde, que fue en el 2003.

Cabe decir que al Concorde se le retiró después de un accidente en el año 2000, donde murieron las 113 personas que abordaron la nave en París y que pocos minutos después de iniciar el viaje, chocó, con no sólo pérdidas humanas que lamentar, sino como preámbulo para la conclusión de los vuelos supersónicos.

Quizás por esta situación, hay muchos que se mantienen escépticos sobre regresar a crear nuevas aeronaves supersónicas. “Lo supersónico no es lo que quieren los pasajeros o aerolíneas hoy en día”, dijo el analista de Strategic Aero, Saj Ahmed, concluyendo que lo que buscan los viajeros hoy en día son boletos de avión más baratos. Ahmed agregó que los jets supersónicos son “muy poco atractivos” por sus altísimos costos de desarrollo, además de las consideraciones sobre el sonido, la contaminación, los precios altos y su capacidad limitada.

John Strickland, un consultor del transporte aéreo independiente, dijo que los vuelos supersónicos se han demostrado como inviables comercialmente. “El negocio es el tráfico, es donde está lo más lucrativo”, añadió. “Pienso que pasará un muy buen tiempo antes de que se pueda establecer un mercado viable… de la forma que el Concorde nunca pudo lograr”, concluyó.

Sin embargo, esto no ha detenido el interés de algunos inversionistas. El gigante aeroespacial de los Estados Unidos, Boeing, el mes pasado mostró su concepto de aerolínea “hipersónica”, el cual se espera podrá volar a Mach 5, es decir, a cinco veces la velocidad del sonido en el aire (que es de 300 m/s, aproximadamente), aunque para ello se espera que esté todo listo para dentro de 20 o 30 años. Por otra parte, en abril pasado, la NASA firmó con Lockheed Martin para desarrollar un avión supersónico.

Así pues, hay mucho por hacer en el futuro y ver si finalmente los aviones supersónicos se convierten en una realidad cotidiana o bien, terminan como el Concorde, como una experiencia interesante pero poco viable comercialmente. Hay que decir que hace un año ya hablamos de esta empresa que buscaba reiniciar la aventura supersónica y prometía que para marzo del 2018 tendrían un primer prototipo el cual, un año y seis meses después de esa nota, aún ni siquiera está construido.

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