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Situaciones de la vida cotidiana.

Hoy decidí ir al cine. Llamé para comprar mis boletos y después de esperar 15 minutos en la línea me desesperé y colgué. Ingresé a...

ironmHoy decidí ir al cine. Llamé para comprar mis boletos y después de esperar 15 minutos en la línea me desesperé y colgué. Ingresé a la página de cineticket.com.mx para adquirirlos. Me registré para facilitar el proceso —que llevó 4 minutos— pero el sistema rechazaba mi contraseña. Verifiqué datos, quité acentos, puntos y comas, y quedé registrada. Después de pensar rápidamente si debía o no comprar mis boletos por este medio —pues se trabó con el registro—, lo hice. Una vez más, ingresé datos con la esperanza de que, instantáneamente me llegará mi contraseña de compra vía correo electrónico o celular. Sin embargo, rechazó los datos por la información de mi tarjeta y porque el banco no respondía. ¿Para qué hacer un sistema con un diseño amigable si no sirve? Terminé llamando una vez más a la línea telefónica, espere unos minutos y en el inter revisé los horarios de Cinemex; por mi cabeza pasaban dos refranes “el flojo y el mezquino recorren dos veces el camino” y “más vale viejo por conocido que nuevo por conocer”. Para su suerte, me contestaron, compré mis boletos, comenté mi queja y enviaron la contraseña a mi celular. Ahora que lo pienso creo que nunca he comprado por Internet en México. Y a ustedes ¿cómo les va con sus compras en línea en nuestro país?

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