El planeta Tierra no es un lugar tan seguro como podríamos pensarlo. La Tierra es como un organismo vivo en muchos sentidos y hay una serie de fenómenos no sólo incontrolable, sino impredecible, como en el caso de los sismos. Así entonces, vivimos en un constante riesgo y lo asumimos, pero no bastando con vivir en esta incertidumbre, la ciencia nos sigue dando malas noticias sobre cómo las condiciones del planeta están cambiando y nos pueden afectar a corto plazo.

Es claro para mucha gente que efectivamente hay un cambio climático global -aunque hay quienes dicen que no hay demostraciones contundentes del mismo. Tampoco se sabe si este cambio climático es un asunto natural o provocado por la actividad humana, también a nivel global. Sin embargo, es evidente que hay un incremento en los gases de carbón en la atmósfera, producto de la actividad humana y como consecuencia, los océanos son los más golpeados, particularmente derritiendo el hielo ártico, haciéndolo más ácido e incrementando la temperatura del agua. Y por si eso fuera poco, la vida marina ahora además tiene que lidiar con el hecho de que, aparentemente, los océanos están perdiendo oxígeno.

La mayoría de la vida en el mar se sustenta por el oxígeno disuelto en los océanos, y es preocupable que hay diferencias notables ya en la concentración del gas en las aguas del mundo. La reducción del oxígeno podría tener efectos en la biodiversidad marina. Todo esto es la conclusión de un estudio publicado en el Global Biogeochemical Cycles, en donde se muestra que no todas las regiones -por lo menos- serán afectadas de la misma manera en el mismo período de tiempo, aunque no sé si esto es bueno o no.

«La pérdida de oxígeno en los océanos es uno de los efectos colaterales más serios de la atmósfera en calentamiento, y una amenaza mayor a la vida marina», explica el autor Matthew Long, del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica. «Ya que las concentraciones de oxígeno en el océano varían naturalmente dependiendo de los vientos y la temperatura en la superficie, es un reto atribuir la desoxigenación al cambio climático. Sin embargo el nuevo estudio nos dice cuando podemos esperar un impacto debido al cambio climático, que sobrepase la variabilidad natural».

Cabe señalar que casi todo el oxígeno encontrado en los océanos de la Tierra se origina en la superficie, el cual se disuelve directamente en las aguas o por la producción de fitoplancton que depende directamente de los rayos solares. La aguas frías -se sabe- contienen más oxígeno disuelto que las aguas calientes, por lo que en la medida que se incrementa la temperatura del agua, la capacidad de los océanos para tratar con esta dificultad incide en la cantidad de oxígeno y en consecuencia, en la fauna en los mares.

Pero para colmo, el impacto no se detiene ahí. En la medida que se expanden las aguas calientes, se vuelven menos densas que las aguas frías y esto significa que son menos capaces de mezclarse con aguas más profundas y más frías. Esto entonces redice la cantidad de agua circulante e impacta en los niveles de oxígeno hallado en las profundidades del océano. Hay además un segundo estudio, publicado en los Proceedings of the Royal Society B, en donde se investigó el impacto del cambio climático en los márgenes profundos de las aguas continentales y se halló que estos ecosistemas y su diversidad de su vida marina, están ya amenazados.

Los autores del primer estudio reportan que la desoxigenación ya es detectable en algunas partes del océano Pacífico pero que esperan que el problema se vuelva mucho m’s común para el 2030 o 2040. Para el 2100, suponen, la mayoría de las regiones serán impactadas. La preocupación es ahora los efectos que esto podría traer incluso por décadas.

Vamos, las malas noticias siguen y para colmo, no se ve cómo pueda detenerse el problema considerando que las emisiones de carbón a la atmósfera no han decrecido a pesar de las buenas intenciones que siempre se plantean en los congresos sobre el cambio climático global.

Referencias:

ILFScience