La computación cuántica suena misteriosa, pero se basa en unidades a escala atómica, o «qubits», que pueden ser simultáneamente 0 y 1. Toma típicamente unos 12 qubits para factorizar el número 15, pero los investigadores del MIT y la Universidad de Innsbruck en Austria, han hallado una forma de bajar este valor a sólo 5 qubits, cada uno representado por un solo átomo. A través de pulsos laser para mantener el sistema cuántico estable poniendo estos átomos en una trampa iónica, el nuevo sistema promete escalabilidad y en la medida que más átomos y lasers puedan ser añadidos para construir una computadora cuántica más grande y más rápida, se podrán factorizar números mucho más grandes.

La factorización es uno de los métodos que usa la encripción RSA, que se utiliza para proteger tarjetas de crédito, secretos de Estado y otros datos confidenciales. Estos se basan en un algoritmo llamado Shor (que fue quien lo creó). Este es el algoritmo cuántico más complejo conocido a la fecha. Quince es un número pequeño para factorizar pero puede servir para demostrar el algoritmo de Shor. Curiosamente esta computadora cuántica regresa los factores correctos con una confiabilidad mayor al 99%.

Isaac Chuang, profesor de física, de ingeniería eléctrica y de ciencias de la computación en el MIT, ha dicho que el algoritmos de Shor es sin duda el algoritmo cuántico más complejo conocido a la fecha y lo mejor es que ahora es posible ir a un laboratorio y construir una computadora que pueda decodificarlo. «Podría costar una enorme cantidad de dinero construir una máquina cuántica (no esperen ver una pronto en su escritorio, por ejemplo), pero por el momento es más un esfuerzo de ingeniería y no una pregunta básica de la física», añade Chuang.

Por el momento la máquina del MIT es lo suficientemente escalable, pero este es otro problema de ingeniería que eventualmente se solucionará. Una vez que el aparato pueda atrapar más rayos laser para controlar los pulsos, no hay una razón física que impida esta posibilidad. Y Chuang indica: «en la medida que las computadorass empiecen a ser una realidad, los viejos secretos podrán desencriptarse». Pero desde luego, para que esto ocurra pasará todavía mucho tiempo.

Referencias:

TechEye