Las matemáticas y en general la ciencias, no parecen ser -para la mayoría de las personas- actividades para las mujeres. Y esta actitud, que hoy en día incluso podría suponerse como misógina, era el estándar hace unos 50 años. Karen Uhlenbeck era una matemáticas recién egresada, que le costaba mantener un trabajo estable. Trabajó temporalmente en el MIT y en Berkeley, pero eventualmente se topaba con argumentos como «nadie contrata mujeres, porque las mujeres deben estar en casa y tener bebés» (https://web.ma.utexas.edu/users/uhlen/vita/pers.html).

Pero 50 años después la Academia de Ciencias y Letras de Noruega le concede el Premio Abel 2019, el cual se considera el equivalente al Nobel pero de matemáticas (en donde la Academia Sueca no otorga un premio así a las ciencias abstractas, en este caso, las matemáticas).

Uhlenbeck apenas y podía creer la noticia sobre su premio. Indicó «Espero que el haberme seleccionado para este premio demuestre que una gran variedad de personas son capaces de contribuir a las matemáticas al más alto nivel«, y agregó: «Pertenezco a la primera generación de mujeres que podían esperar una progresión profesional. Quizá no igual que los hombres, pero las puertas ya no estaban cerradas. En las décadas de 1960 y 1970, cuando se eliminaron las barreras legales para avanzar, esperábamos que las mujeres y las minorías entrarían por las puertas y ocuparían el lugar que les corresponde, al menos en el mundo académico. Quedó demostrado que no era tan fácil, pero se ha conseguido un progreso tremendo, al menos para las mujeres. Las jóvenes matemáticas de hoy son un grupo de talento impresionante y diverso. Espero haber contribuido, a mi manera, junto a otras personas, a abrir estas puertas cerradas y a mantenerlas abiertas de par en par».

Uhlenbeck, de 76 años, trabaja en ecuaciones en derivadas parciales, en donde intenta entender el fenómeno del electromagnetismo, pero su trabajo incide en muchas otras áreas de la física. Colegas de profesión, como el físico Paul M. Goldbart, que trabaja también en la Universidad de Texas, dijo: “Sus ideas pioneras tienen aplicaciones en una gran variedad de temas fascinantes, desde la teoría de cuerdas, que puede ayudar a explicar la naturaleza de la realidad, a la geometría del espacio-tiempo”. Por su parte, el físico y divulgador de la ciencia, Jim Al-Khalili, indicó: «El reconocimiento de los logros de Uhlenbeck debería haber sido infinitamente mayor, ya que su trabajo ha conducido a algunos de los avances en matemáticas más espectaculares de los últimos 40 años».

La matemática galardonada es la primera mujer que recibe el Premio Abel, que se creó en el 2002 para celebrar el bicentenario del matemático noruego Niels Henrik Abel. Otros 19 matemáticos han recibido el premio desde entonces. Ulhenbeck ya había criticado la situación de las mujeres en la ciencia, en donde dice «existe una sutil falta de aceptación hacia ellas [las mujeres]», y agrega: «No puedo pensar en una mujer matemática para quien la vida haya sido fácil. Los esfuerzos heroicos tienden a ser la norma».

Y la ahora premiada comenta: «Soy consciente de que soy un modelo para las mujeres jóvenes en el campo de las matemáticas […]. Sin embargo, es difícil ser un modelo, porque lo que realmente tienes que hacer es mostrar a los estudiantes que una persona imperfecta puede triunfar», escribió Uhlenbeck en el libro Viajes de mujeres en ciencia e ingeniería: no hay constantes universales (Temple University Press, 1997). «Todo el mundo sabe que si una persona es inteligente, divertida, guapa o bien vestida tendrá éxito. Pero también es posible triunfar con todas tus imperfecciones. Yo necesité mucho tiempo para darme cuenta de esto», concluye.