Cuando se lanzaron las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, se estimó que murieron en ambos ataques más de 100,000 japoneses. La mayoría de la población civil y para hacer la cuestión más dramática, sépase que la mayoría fueron vaporizados. Es decir, fue tal el calor generado por los artefactos nucleares que literalmente evaporaron en instantes a miles y miles de personas. Algo que finalmente es terrorífico.

Pues bien, un trío de investigadores de la Universidad de Leicester se han preguntado cuánta energía se necesita para vaporizar a un adulto promedio. Citando a los investigadores: “Primero, considérese la verdadera vaporización, es decir, la separación completa de todos los átomos dentro de una molécula de agua. Con una estructura molecular simple conteniendo un átomo de oxígeno enlazado a dos átomos de hidrógeno, toma una buena cantidad de energía para romper estos enlaces. De hecho, toma 460 kilojoules de energía para romper una mol de agua, la cual es aproximadamente la misma energía para que un auto de unos 1000 kilogramos camine a 70 kms/hora. Y estamos hablando de sólo 18 gramos de agua. Así pues, se requiere de una cantidad gigantesca para simplemente separar todos los enlaces de agua en un vaso”.

El cuerpo humano es un poquito más complicado que un vaso de agua, pero todavía podría vaporizarse. Si tuviésemos un rayo de la muerte capaz de romper todos los enlaces de todas las moléculas de un adulto promedio, se requeriría unos 3 GigaJoules, lo cual es equivalente a derretir 2500 kilogramos de acero o simular la energía que contiene el rayo de una tormenta.

Para que nos demos una idea, El julio (en inglés y también en español: joule) es la unidad derivada del Sistema Internacional utilizada para medir energía, trabajo y calor. Su símbolo es J, con mayúscula, como todos los símbolos de unidades del SI que derivan de nombres de persona. La unidad joule se puede definir como: la energía cinética (movimiento) de un cuerpo con una masa de dos kilogramos, que se mueve con una velocidad de un metro por segundo (m/s) en el vacío.

Este dato podría darnos una lejana idea de la cantidad de energía que se desprendió en los bombazos de Hiroshima y Nagasaki. De nuevo: terrorífico.

Referencias:

Scientific American