En las últimas semanas ha circulado que diversos streamers españoles decidieron migrar a Andorra, bajo el argumento de que el fisco de su país les retiene cantidades importantes de dinero por concepto de impuestos.

El Rubius es uno de los que más se han pronunciado sobre el tema y ha dicho que España lo trata como un criminal, mientras que otros streamers de ese país como Ibai Llanos dicen estar de acuerdo con tributar como lo hace el resto de la gente. “Como yo gano mucha pasta, me da igual que me quiten la mitad”, ha declarado públicamente.

Willyrex, The Grefg y Vegetta son otros streamers españoles que se mudaron a Andorra, país de baja tributación en la que no tienen que preocuparse por el IRPF, impuesto sobre la renta de las personas físicas, aquel que está motivando la salida de youtubers.

Es evidente que en México la equivalencia del IRPF español es el ISR, el impuesto sobre la renta, por lo que es natural pensar en qué tan posible sería que los generadores de contenido de nuestro país tomen la decisión de mudarse a algún paraíso fiscal como Andorra.

El tema rinde para distintos puntos de vista. Por ejemplo, Sissi de la Peña, gerente de comercio digital de la Asociación Latinoamericana de Internet, sostiene que en México es factible que se presente una migración similar, dado que el país sigue sin presentar un marco regulatorio que fomente la atracción de emprendedores y la retención de la inversión nacional y extranjera.

“No es solo un tema de impuestos, es todo el ambiente de regulación excesiva al sector privado, pues está ocasionando que las inversiones extranjeras que estaban en el país se retiren y que las nuevas inversiones y los nuevos desarrollos de negocios no puedan surgir”, nos dice De la Peña antes de remarcar que los impuestos a las plataformas y servicios digitales son solo una muestra de este panorama restrictivo.

México está poniendo todas las condiciones para expulsar a sus emprendedores, dice.

Pero por más que México no tenga un plan de apoyo a los generadores de contenido digital o que sus regulaciones tributarias caigan en el exceso, la recomendación de Alejandra Chavira, especialista en derecho fiscal, es no cambiar de residencia por el simple hecho de estar en desacuerdo con los impuesto que Hacienda reste a los ingresos.

Para la abogada, el cambio de domicilio fiscal puede hacer que la autoridad dude de la licitud de los ingresos, pues la empresa que hace el pago por la prestación del servicio -que en el caso de los españoles es YouTube- declara y arroja todo en comprobantes fiscales, de manera que a Hacienda le llamará la atención que un contribuyente debidamente registrado no declare esos ingresos. Y si ese dinero aparece en paraísos fiscales, las sospechas desde luego se agravarán

“Las personas que generan contenido para plataformas digitales prestan un servicio que se remunera económicamente, tanto así que aquí en México para recibir el pago respectivo es necesario darse de alta en el SAT. Cuando se recibe el dinero, es necesario declararlo”, contextualiza Chavira para remarcar que en nuestro país Hacienda considera profesión la generación de contenido.

“Por cada servicio prestado se entera ISR e IVA, pues es parte del régimen fiscal bajo el que usualmente se registran los generadores de contenido. Si no se declara nada ante el fisco, se incurre en omisión y se levanta sospecha en torno a probable procedencia ilícita del recurso, agrega.

Por último, la especialista recuerda que todos los países tienen sus respectivos impuestos y que cada empresa hace sus declaraciones, de manera que si alguien que genera contenido en México se muda a Andorra tendrá que someterse a la tributación de esa nación, o bien deberá ajustarse a lo que las compañía enteran al país en el que tienen su residencia fiscal, pues a final de cuentas hay fiscalización en virtud de los pagos que se hacen.