De un par de años a la fecha, el twerking, ese baile con provocativos movimientos de cadera, ha cobrado notoriedad en gran parte del mundo al grado que hay países en los que ya hay competencias de twerking. Y no sólo eso, el fenómeno social que el twerking representa ha alcanzado a estrellas de la música y hasta en el mundo de las letras, ya que la palabra fue considerada durante 2013 para ser “La Palabra del Año” para la American Dialect Society, como en su momento lo fueron “Hashtag”, “Ocuppy”, “Tweet” o “App”.

La popularidad de este baile, que tiene sus orígenes en el Oeste de África, ha llegado a tal nivel que ahora, gracias a unos cuantos sensores, es posible hacer música gracias a los movimientos de cadera que se generan a partir del twerking.

El proyecto, bautizado con el nombre “Real Booty Music”, consiste en colocar sensores llamados “Booty Drums” en el trasero de una persona para registrar, gracias al acelerómetro de cada «Booty Drum», el movimiento y la velocidad con la que se mueve el trasero. Cada movimiento se traduce en un sonido que, acompañado de una pista de fondo, va creando música con los movimientos corporales.

La “Real Booty Music” surgió para proveer de un nuevo tipo de música a los usuarios de los audífonos daneses AIAIAI, especializados en destacar el uso de bajos en las canciones.

Para crear la primera canción de la “Real Booty Music”, a cargo de Branko, productor de la banda portuguesa Buraka Som Sistema, se contactó con Louise Kjølsen, considerada como la líder y mejor exponente del twerking en Dinamarca. El resultado de este experimento fue “Cascavel”, la primera canción creada bajo este concepto y que ya puede ser descargada desde el sitio web de este innovador movimiento, tanto musical como de cuerpo.

Referencia: AIAIAI