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La inmensa obsesión que puede causar SimCity

SimCity por definición es una serie de videojuegos de construcción de ciudades, la cual se enfoca principalmente en la creación, gestión y evolución de civilizaciones....

SimCity por definición es una serie de videojuegos de construcción de ciudades, la cual se enfoca principalmente en la creación, gestión y evolución de civilizaciones. El juego consiste básicamente en estar creando para abastecer.

Hace algunas semanas tomé la decisión de instalar la aplicación para iOS. En primera instancia, el juego te va enseñando de qué manera funcionan todas las dinámicas posibles; al inicio puedes observar un amplio terreno verde a lado de la playa en el cual tendrás que comenzar a crear y diseñar tu propia ciudad. Para comenzar, tienes que implementar tu primera zona residencial junto con algunas fábricas básicas con el fin de generar y producir los materiales necesarios para la construcción.

Poco a poco deberás incrementar a tus ciudadanos para ir subiendo de nivel. En la parte superior izquierda, aparece un porcentaje de felicidad para que tengas una mejor noción del dinero que tendrás que invertir para incorporar servicios, facilidades, paisajes o parques. Cuando empiezas todo marcha a la perfección, los sims están contentos porque no requieren de tantas exigencias y tienes el dinero suficiente para abastecerlos y complacerlos; sin embargo, lo complicado comienza cuando la población incrementa y tienes que generar dinero para proveer de los recursos necesarios y que todo funcione de la mejor forma posible.

En fin, la premisa principal no es mencionar de qué trata el juego, porque el objetivo es muy básico y comprensible; lo que en realidad trataré de mencionar es todo lo que ha sucedido por mi cabeza al estar jugando. Podría aventurarme a decir que cuando comencé no sentí obsesión, porque mis ciudadanos aún no demandaban tanto… todo iba en regla, tenía dinero suficiente, incluso agregué un parque de arte moderno y eso los hacía felices, pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos cuando menos lo imaginé.

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Conforme iba agregando más zonas residenciales, las cosas se fueron poniendo más pesadas. El porcentaje de felicidad de pronto pasó de 100 a 63 y no entendía qué sucedía. Cada que iba expandiendo mi ciudad, tenía que abastecer de más fábricas para generar aún más materiales, para que estos, a su vez, sirvieran para mejorar cada casa, las cuales terminan convirtiéndose en edificios gigantes.

Por supuesto que ya no me alcanzaba para andar decorando con parques, lagos, o alamedas, tenía que velar por el bienestar de los sims y el perfecto funcionamiento. Tenía que invertir en electricidad, servicios de agua, gestión de residuos, estaciones de bomberos, etc. Mi ciudad estaba comenzando a verse fea, desordenada, con puntos muertos, espacios vacíos y los sims con nada estaban satisfechos.

La obsesión por seguir jugando, generando materiales, construyendo y comprando, no cesaba. Cada día me encontraba más inmersa y sometida en SimCity. Por el momento soy una novata, pues apenas soy nivel 18, pero no quiero imaginarme de lo que vendrá después.

Ahorita estoy en un punto en el que mis sims están enfermos y piden a gritos un hospital, pero no me alcanza… y los dilemas comienzan por mi cabeza: “¿gasto en un hospital que se verá feo en mi ciudad y que además está carísimo? o… ¿mejor invierto en cosas innecesarias como un puente colgante o en un espacio para diversión en la playa?”.

He intentado ahorrar 3 veces para comprar un hospital y velar por la salud de mis ciudadanos, pero después me encuentro con cosas increíbles como parques con fuentes que se ven bonitos en la ciudad, así que no lo pienso más y postergo al hospital; que mueran los sims, mientras mi ciudad mejora estéticamente. El caso es que no se puede descuidar así como así, porque si los sims no están contentos, no te pagarán impuestos y… el dinero es de vital importancia. Lo ideal es mantenerlos contentos todo el tiempo para que te den impuestos generosos y así invertir en lo mejor para abastecer a la ciudad.

En este juego tú eres Dios, tú haces lo que te venga en gana, tú controlas, tienes el poder, compras lo que quieras (siempre y cuando hayan recursos monetarios) y todos estarán sometidos a tus decisiones; de alguna forma son tus subordinados y tienes una inmensa responsabilidad por mantenerlos a raya.

La realidad es que con este juego ves a través de los ojos políticos, entiendes el porqué de la corrupción, y todas aquellas cosas truculentas que son injustas para la humanidad. Entiendes la lógica de los que están en el poder: “¿para qué invertir en mejorar la salud o la educación si tengo el dinero para irme de viaje o gastar en lujos irrelevantes?” Por supuesto que no justifico semejantes conductas aberrantes en el ámbito político, pero sí comprendes y entiendes muchas cosas; específicamente la responsabilidad a la que conlleva tener tanto poder en tus manos.

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Cada que mi nivel incrementaba, las necesidades de los sims se fueron haciendo más específicas y exigentes; ahorita quieren tener medios de transporte públicos, educación, e Internet. En verdad no sé lo que deparará el futuro y lo peor es que para avanzar, tienes que hacer aún más edificios, lo que implicará más recursos, más hospitales, más estaciones de bomberos, fuentes de agua, etc.

El problema es que me conozco y sé que difícilmente pararé de jugar. Recientemente pasé casi 8 horas jugando y realmente no avancé mucho. Mi obsesión cada vez aumenta más y mi necesidad por ganar y gastar dinero es latente y constante. Mi hambre de poder es aún mayor y me molesta tener poco tiempo para poder jugar. Me volví tan fanática loca que ahora en el cine, cada que veo un plano general de alguna ciudad, ya estoy pensando en jugar.

Traigo tan arraigado este juego que ahora todo lo que veo en mi ciudad me recuerda a SimCity. Lo que sí es que la aplicación ha hecho que sea mucho más observadora en cuanto a los detalles de mi entorno; comienzo a cuestionar qué tanto tiempo habrá transcurrido para construir algún camino, alguna carretera, una plaza, un hospital, una estación policial, etc. De igual modo, me pregunto qué tanto dinero se ha invertido en mejorar las calles, en mantener servicios médicos o en sustentar la educación.

El juego me ha hecho ver que en ocasiones pasamos de largo situaciones que aparentemente son simples, pero que en realidad tienen toda una historia y significado detrás, pues en aquellos puentes que vemos, seguramente hubo un inmenso grupo de personas trabajando con múltiples historias que transcurrieron a lo largo. Tenemos todo tan a la mano que pensamos que así debe ser, pero me parece que debemos cuestionar lo más sencillo y lo aparentemente insignificante.

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