Activa las notificaciones para estar al tanto de lo más nuevo en tecnología.

Esas llantitas…

No estoy “fumada”, pero hoy me acordé de lo mucho que deseaba vivir en el futuro, como Los Supersónicos. Camino a Santa Mónica, por primera...

llanta2.jpg No estoy “fumada”, pero hoy me acordé de lo mucho que deseaba vivir en el futuro, como Los Supersónicos. Camino a Santa Mónica, por primera vez en mi corta vida de manejo, la llanta de mi automóvil sufrió una rajadura de 6 cm. Como dicen por ahí, y sin albur, “se me ponchó una llanta”. Aunque no sea difícil de cambiar (en mi caso se vea), necesité ayuda de un caballero, quien no pudo resolverlo, y terminé pagándole una lana al mecánico que seguro se aprovechó de mí por ser mujer, (no entraré en géneros, ¡pero nos cobran el doble!). Después de mi odisea -que me sí me estresó- traté de pensar en el artefacto tecnológico que sería ideal para mí en estas circunstancias. También me pregunté si existía alguna tecnología para evitar estas molestas situaciones y en mi búsqueda me topé con la de “auto-sellar”. Se supone que la llanta está diseñada para arreglar de manera instantánea y permanente los famosos pinchazos (de clavos, tornillos o agujeros de 8.0 cm.), ya que tiene un forro extra en su interior que cuenta con un sellador especial; según lo que vi en la red, su costo aproximado es de 109 dólares. Seguro hay más cosas por allá, con más especificaciones técnicas, y características ideales para mi auto. Por ahora, pienso que “Robotina” hubiera sido mi salvación; sacaría de su estómago una herramienta en forma de mini-aspiradora; apretaría un botón en el área afectada y en cuestión de 3 segundos, la llanta estaría arreglada. El pequeño detalle es que en su época no habría llantas y en la mía, desafortunadamente, todavía no hay “Robotina”.

Comentarios