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¿Cómo saber si su hijo es un niño genio?

¿Cómo saber que se tiene un niño genio en casa? ¿Que cosas hacen los prodigios que no hacen los niños normales? He aquí una serie de situaciones que nos pueden ayudar a ver si en casa tenemos un geniecillo.

Lo sé, para todos los padres sus hijos son los más brillantes, los mejores, vamos, unas verdaderas maravillas amén de geniales sí, pero ya hablando más objetivamente, ¿lo son? ¿Qué hace que un niño sea realmente un genio? ¿Puede detectarse de alguna manera esto desde los primeros años? He aquí algunas sugerencias que podrían ser tomadas en cuenta para saber si usted tiene un pequeño genio en casa.

Tenemos que hablar del misterio de los niños prodigio

Logran metas más rápidamente: uno de los primeros síntomas de que se está criando un genio aparece en general muy al principio de la vida del infante, por ejemplo, cuando éste resuelve problemas mucho antes de lo esperado. Hay muchos ejemplos de ello pero mencionaremos uno: Kasparov mostró una rara habilidad para encontrar combinaciones en ajedrez desde que era muy pequeño y solamente cuando apenas había aprendido a mover las piezas del tablero. Dice Eboni Hollier, pediatra certificada en desarrollo y comportamiento: “Muchos padres de chicos con capacidades avanzadas observan que frecuentemente sus hijos resuelven metas en tiempos que son mucho antes que los de un niño normal. Por ejemplo, desarrollan un lenguaje muy extenso desde pequeños y generan frases complejas”.

Reconocen patrones temprano: Los probables genios reconocerán los patrones repetidos desde temprana edad, y no solamente formas simples o colores. Nirajan Reddy, PhD, de una compañía llamada Superbaby, dice que los chicos con más capacidad pueden hallar patrones donde la mayoría de los niños no los pueden ver por su edad. “Los niños con posibilidades de genio notan todo, desde que autobús pasa después del desayuno hasta cuantos ladrillos Lego pueden ponerse en su carrito de juguete. Un ejemplo narrado por el propio genio, Stanislam Ulam, en su auto-biografía “Aventuras de un Matemático”, es el siguiente: “Cuando tenía cuatro años estaba viendo en el piso un tapete oriental que tenía una serie de patrones visuales dibujados. Recuerdo a la figura de mi padre, alto como una torre, parado a mi lado, que sonreía. Él sonríe –comenta Ulam– porque piensa que soy un niño pequeño pero yo sé que estos son patrones curiosos. Ulam indica que probablemente éstas no fueron sus palabras exactas, pero dice: yo sentí que –definitivamente– sabía algo que no sabía mi padre. Tal vez incluso sabía más al respecto que él”.

Tienen curiosidad sobre el mundo: Los niños inteligentes están interesados en el mundo alrededor de ellos, peor los verdaderos genios tienen una curiosidad insaciable sobre cómo funcionan las cosas. Desde cómo es que se alimentan los mamíferos hasta insistir en que se les explique cómo funciona un tostador. Los niños genios pondrán a prueba la paciencia de sus padres ante la enorme cantidad de preguntas sobre muchos temas.

Conocimiento especializado sobre un tema que les guste: Los niños prometedores adquieren el gusto por alguna área de interés y desarrollan una capacidad especial para saber todo del tema. Puede tratarse de dinosaurios o de arquitectura, el tema puede ser lo de menos. “Un prodigio es alguien que a la edad de unos 11 años es ya un experto o tiene conocimientos profundos sobre un tema que en general, solamente se encuentra en expertos ya adultos”, dice un artículo del; Science Daily.

Prefieren la compañía de adultos que de niños: los potenciales prodigio tiene dificultades para convivir con chicos de su edad. En general suelen aburrirse en las clases y son más felices con personas mayores, con conversaciones más estimulantes y profundas.

Determinación y enfoque: Los chicos prodigio son perseverantes en las tareas que emprenden hasta que frecuentemente llegan a convertirse en unos maestros del tema. Pueden enfocarse con facilidad y no se desvían fácilmente de lo que están atentos.

Capacidades de liderazgo: una característica de los niños con habilidades especiales es su madurez y su capacidad para organizar a otros, de ser líderes. Son chicos que pueden encontrar la solución más eficiente y que además, siempre buscan una mejor solución. Son en muchos sentidos líderes naturales.

 

Sammy Reshevsky, jugando en sesión de simultáneas contra adultos

Estas son algunas de lo que hay que ver cuando se piensa que se tiene un potencial genio en casa. Sin embargo, aquí habría que hacer un paréntesis. Las historias de los niños prodigio están envueltas en desafortunados incidentes muchas veces. Por ejemplo, Sammy Reshevsky, que a los 6 años ya daba sesiones de ajedrez simultáneo contra sesudos hombres maduros, fue literalmente usado por sus padres y lo mostraban como fenómeno de circo. Cabe decir que los padres del geniecillo eran muy pobres y vieron en la extraordinaria habilidad del pequeño Sammy, su posibilidad de salir de esa situación económica. Desde luego que el entorno económico puede ser fundamental en el desarrollo de un chico prodigio.

Las hermanas Polgar, en sus primeros años de estudio del ajedrez

Sin embargo, más allá de poder detectar las posibles capacidades extraordinarias de algún chico, los remitiré a las niños Polgar, tres pequeñas que en pocos años se convirtieron en un fenómeno del ajedrez. las tres chicas llegaron a ser grandes maestras del juego ciencia y Judit, la más pequeña, llegó a estar entre los 10 ajedrecistas más fuertes del mundo (incluyendo los hombres). Lo interesante es que el padre de las chicas, Laszlo Polgar, las entrenó desde pequeñas en el ajedrez para hacerlas excelentes en el juego. A Laszlo Polgar le han dicho que lo que ocurre es que en realidad tuve tres chicas prodigio. Él aclara: “haber tenido una hija con potencial de genio sería increíble, ¿pero tres? estadísticamente muy poco probable. Mis hijas juegan así porque han trabajado desde muy pequeña con constancia y disciplina” (*)

Pero en el fondo, lo importante no es que generemos campeones mundiales de ajedrez (quizás esto es siempre deseable como país), o genios en alguna actividad humana, sino que hagamos de nuestros hijos hombres de bien. A mí en lo particular no me hace ningún sentido tener grandes jugadores de ajedrez pero gente sin cultura, sin alegría, sin ganas de compartir y de ser felices. Si el ajedrez no hace felices a los hombres, será mejor dejar de jugarlo.


(*) Papá Polgar escribió un libro que se llama “Criar un genio”, el cual hasta apenas hace poco se tradujo al español. Quien quiera leerlo, escríbame ([email protected]) y le doy indicaciones de dónde conseguirlo.

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