Sabemos que el CO2, o dióxido de carbono, es una de las principales amenazas a nuestro planeta.

Aunque por excelencia se asocia a las acciones del hombre, lo cierto es que siempre ha existido, pues las fuentes naturales que lo expiden incluyen volcanes y géiseres, y todos los organismos aeróbicos -incluido el ser humano- lo producen cuando con la respiración metabolizan compuestos orgánicos para producir energía.

El problema es que desde la Revolución Industrial el CO2 ha impactado gravemente al planeta, ya que el empleo de combustibles fósiles y la deforestación han elevado su concentración en la atmósfera a niveles críticos, lo que nos llevó al calentamiento global.

Es necesario atender el problema del cambio climático y hay iniciativas en diversos países para contrarrestar sus efectos.

En ese contexto, IBM ha anunciado a través de un comunicado acciones encaminadas a conocer más sobre el CO2 y a aplicar tecnologías que permitan convertirlo en algo útil.

La corporación dijo que un grupo de sus investigadores está creando una base de conocimientos en la nube sobre métodos y materiales existentes para capturar CO2.

El objetivo es extraer información contenida en patentes y documentos, aplicar inteligencia artificial para digerirla y presentar los descubrimientos al investigador, a manera de clasificación de materiales conocidos para la separación del dióxido de carbono.

Bajo la idea de que el CO2 se puede transformar, los equipos pueden utilizar algoritmos de inteligencia artificial para predecir las moléculas óptimas que se emplearán en fines útiles.

En otras palabras, los investigadores de IBM trabajan en una plataforma de desarrollo de materiales sostenibles para aprovechar el dióxido de carbono como materia prima para monómeros y polímeros como el plástico.

Los nuevos materiales basados en CO2 estarán diseñados teniendo en mente su recuperación y reutilización.

IBM dice que el objetivo en los próximos cinco años es lograr una captura y reutilización eficiente de CO2 para reducir significativamente la cantidad de dióxido de carbono que finalmente llega a la atmósfera.