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Caso Skully: cuando los proyectos de crowdfunding fallan

Skully es una empresa que reunió 2.4 millones en Indiegogo en el 2014 con la propuesta de fabricar cascos para motocicletas con realidad aumentada interconstruida....

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Skully es una empresa que reunió 2.4 millones en Indiegogo en el 2014 con la propuesta de fabricar cascos para motocicletas con realidad aumentada interconstruida. Pero ahora se han declarado en bancarrota y quienes apoyaron el proyecto, con unos mil 500 dólares, probablemente no puedan recuperar el dinero de las pre-órdenes de los casos porque, parece ser, el dinero ha desaparecido.

La contadora de Skully, Isabelle Faithauser, presentó una demanda legal, en donde dice que “los Wellers usaron los fondos conseguidos en la campaña de Indiegogo, más unos 11 millones extra recaudados en el 2015, como sus “alcancías” personales, con las que compraron muchas motocicletas, dos Dodge Vipers, alimentos, y demás. Es decir que básicamente los fondos conseguidos fueron dilapidados por los creadores del proyecto.

“Los Wellers hicieron viajes a Bermudas y Hawaii usando los fondos de la compañía. Fueron a clubes de nudistas, rentaron un Lamborghini, y pagaron servicios personales con la tarjeta de crédito de la empresa. Los pagos fueron de entre 500 y 80 mil dólares”, detalló Faithauser.

Pero más aun, la contadora indica que los Wellers le pidieron que manipulara la información contable para esconder esos gastos. Faithhauer dice que cuando el grupo de contadores le preguntaron sobre los gastos ella simplemente respondió lo que estaba pasando.

Dice además que cuando ella regresó de sus vacaciones en diciembre del 2015, se le despidió y que se le ofreció un paquete de indemnización al que la demanda llama “dinero por su silencio”, el cual no aceptó.

Y para colmo, Faithauer consiguió otro trabajo y su nuevo empleador fue contactado por los Wellers en Skully, quienes indicaron que la mujer no era de fiar cuando se trataba de información confidencial. Ella fue despedida de este nuevo trabajo también.

Por los problemas financieros que empezaron a tener, Marcus y Mitch Miller, fueron despedidos de su propia compañía. Pero días más tarde, la mayoría de los empleados, el equipo de ingeniería y las ventas por la página web, renunciaron y definitivamente Skully quedó fuera de toda posibilidad de hacer negocios.

Muchas fuentes hablan de que Skully está en bancarrota y que quiere venderse a una subsidaria china llamada LeSport. Sin embargo, los malos manejos de la empresa no hacen ver con buenos ojos el interés de ninguna compañía que quiera hacerse de la tecnología de realidad aumentada que la empresa estaba desarrollando.

Debido a la declaración de bancarrota, quienes apoyaron con mil 500 dólares por un casco de realidad aumentada, probablemente nunca recibirán el producto y mucho menos recuperar su dinero. Sin embargo, un asegurador crediticio ha dicho que todos los bienes de Skully han sido asegurados, de acuerdo con una carta de disculpas que se les ha enviado a todos los afectados.

Todavía hay margen para negociaciones pero claramente quienes pensaron que esta idea era valiosa y la apoyaron, encontraron que literalmente fueron defraudados.

Las fondeadoras por Internet suenan siempre un buen negocio pero siempre hay que tener cuidado con estas cuestiones. Skully y sus dueños es un ejemplo de lo que no se debe hacer.

Referencias: TechcrunchSlashdot 

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